El Falcon de Pedro Sánchez hizo el doble de viajes
Lo que nos faltaba por saber de las andanzas de Pedro Sánchez este pasado fin de semana para irse de juerga al FIB de Benicasim lo ha publicado en exclusiva el ABC. Resulta que el Falcon en el que voló Pedro Sánchez a Castellón hizo el doble de viajes de los que pensábamos. Llevó al presidente no electo el viernes, volvió a Madrid y el sábado regresó a Castellón para devolver a Madrid al buitre.
Sí, buitre. Y con buitre no me refiero a esas enormes aves que viven de la carroña y de los cadáveres de animales que se encuentran por el campo. Con buitre me refiero a un presidente del gobierno que, estoy seguro, no tiene necesidad económica alguna, para que tengamos que ser los demás los que le paguemos sus caprichos. Y si no pudiera permitírselo, que no vaya, como hacemos todos.
Ha entrado como un elefante en una cacharrería
Pedro Sánchez ha llegado a la presidencia del gobierno como un elefante en una cacharrería. Como diría José Mota, es un “ansia viva”. Como un niño al día siguiente del día de los Reyes Magos, jugando con todos los juguetes a la vez como si no hubiera días suficientes para disfrutarlos.
El ansia, el deseo por ocupar el puesto que ocupa se le nota tanto, que no se sabe si da más pena que asco. Como el nuevo rico que no se había visto nunca en una igual y que quiere presumir ante todo el mundo del nuevo coche que se ha comprado, con las ventanillas bajadas, el brazo apoyado en la puerta y la música a todo volumen.
Un “don nadie” que hace cuatro días no era nada y no puede evitar demostrarlo a cada paso que da. Y, además, un cobarde incapaz de ponerse delante de la prensa para dar las pertinentes explicaciones. ¿Alguien se imagina qué habría pasado si Rajoy hubiera hecho lo mismo por asuntos personales? Se hunde España, trending topic en Twitter todos los días y la noticia de apertura y cierre de La Sexta y Cuatro durante semanas.
¿Lo ha hecho Pedro Sánchez, el buitre? Silencio absoluto.