Otra vez la trampa de la ikurriña
ETA había colocado una ikurriña en el muro de contención del embalse de Urtatxa, situado a unos dos kilómetros de Legazpia. En primer lugar acudió al lugar un sargento de la Guardia Civil y tres números de la Benemérita. Inspeccionaron el lugar y vieron un paquete sospechoso al lado de la bandera que podría tratarse de una bomba. Los cuatro miembros de la Guardia Civil volvieron al cuartel de Legazpia, donde informaron a sus superiores.
Poco después volvieron al embalse el cabo primero, Antonio de Frutos Sualdea junto a dos agentes. Mientras permanecían en el pantano, Antonio de Frutos fue informado de que un artefacto explosivo había destruido el coche del gerente de un establecimiento hotelero, Antonio Triguero.
Antonio de Frutos decidió volver al cuartel a informar de esa explosión y ordenó a los dos agentes permanecer junto a la ikurriña para que nadie se acercara a la misma. No había recorrido ni doscientos metros con el coche cuando una bomba explotó a su paso. Se encontraba en un lateral de un estrecho camino por el que solo podía circular un coche.
La potencia de la explosión destrozó el coche y a Antonio de Frutos, cuyo cuerpo fue catapultado a diez metros del lugar de la explosión. A su viuda no le dejaron ver el cadáver puesto que le dijeron que estaba destrozado.
Antonio de Frutos Sualdea tenía 44 años. Era de Valtiendas (Segovia), estaba casado con María Martín Peña, y tenía tres hijas: María Jesús, Teresa y Antonia (Toñi), de doce, diez y siete años de edad respectivamente.
La terrible situación en la que quedaron la viuda y las hijas de Antonio de Frutos


Con motivo del 25 aniversario del asesinato de Antonio de Frutos, su viuda, María, era entrevistada en el país y relataba la dureza de los años que pasaron ella y sus hijas tras el asesinato de Antonio.
Decidieron irse a vivir a Madrid a los ocho días del asesinato de su marido. La pensión que le quedó a María era escasa y tuvo que sacar adelante a sus hijas ganando un dinero extra haciendo jerseys. Tuvo que tomar, además, lo que ella relataba como una terrible decisión, ingresar a sus hijas en un colegio de huérfanos de la Guardia Civil y solo las podía ver los fines de semana.
La hija pequeña dormía junto a su madre aterrada y abrazada a ella. Fueron años muy duros los que les tocó vivir a esta familia que, gracias al coraje de su madre consiguó salir adelante. Nunca se supo quiénes fueron los asesinos de Antonio y en esa misma entrevista María afirmaba: “Ni les odio ni les perdono, porque nunca me han pedido perdón. Sólo quiero que vayan de la cárcel a la tumba”.
D.E.P. Antonio de Frutos Sualdea, cabo primero de la Guardia Civil asesinado por ETA el 3 de mayo de 1976 en Legazpia (Guipúzcoa).
Buenas noches, entiendo que las noticias fluyen y la situación política impone la urgencia de editar.
Lo que no entiendo, es que empezaran, diariamente, como homenaje a las victimas editando los correlativos asesinatos etarras y de una semana a esta parte no sigan haciéndolo así.
Pienso que lo que se empieza, se acaba. Otra cosa es oportunismo.
Gracias por leerlo.
Un saludo.