Hay una realidad aplastante que cualquier miembro de Podemos negará por encima de todo. Podemos, desde su aparición, fue el gran protegido y apadrinado de Rajoy, de Sáenz de Santamaría y de todos los miembros del Gobierno del Partido Popular que hayan estado relacionados con los medios de comunicación.
Puede parecer incongruente, pero no lo es en absoluto. Los intereses políticos que se escondían tras semejante estrategia fueron, al final, demasiado evidentes cuando otro partido político, de ideología radicalmente contraria a Podemos, apareció en el campo de juego para intentar ser alternativa a un PP que abandonó a la derecha para ocupar y compartir con el PSOE el centro izquierda ideológico español.
Muchos pensaban que Podemos ganaba presencia en los medios por méritos propios. Se presentaba a la sociedad liderado por tres personajes, Iglesias, Errejón y Monedero, de comportamiento estudiado y mensaje agresivamente radical, aunque vacío de verdadero contenido. Pero podemos, desde el primer día, encontró abiertas las puertas de los canales de televisión, radio y prensa más intervenidos por el PP de Rajoy o de línea editorial más afín al partido.
Por supuesto que una formación como Podemos, con sus mensajes izquierdistas, anticasta y antiderecha, serían bienvenidos en grupos como SER y EL País y medios izquierdistas no plurales como El Diario o Cuatro pero, ¿los espectadores y lectores no se preguntaban por qué Pablo Iglesias y su gente tenían tanta presencia y cobertura en Intereconomía y Antena 3-La Sexta, por poner solo dos ejemplos?
Los estrategas del PP, con el fracasado Arriola como líder, creían que el mensaje de Podemos favorecería a los Populares en dos direcciones: 1.- La radicalidad de los podemitas crearía un ambiente social de miedo a los bolivariano-comunistas que aumentaría el voto del miedo a favor de Rajoy, y 2.- Los socialistas hartos de ver fracasar una y otra vez a un PSOE hundido por su propia corrupción y la miseria moral, ética, y social de la era Zapatero negarían su habitual voto lanar al candidato socialista, entregándolo a Podemos como castigo al partido que les había defraudado.
Por supuesto, hay peperos y socialistas que niegan esta hipótesis. No quieren ni oír hablar de ella. Son los mismos que no se plantean el porqué de la abrumadora presencia para los ciudadanos de una nueva formación en todos los medios de comunicación, día tras día, mes tras mes, y año tras año… hasta que el experimento se le fue de las manos a Rajoy y Podemos creció más de lo esperado.
¿Por qué Ciudadanos no ha tenido esa presencia tan masiva en los mass media españoles? ¿Era Ciudadanos útil al PP para que plantara cara al independentismo catalán sin que el Gobierno tuviera que hacerlo abiertamente, pero no era conveniente alimentarlo para que no se nutriera del enorme y huérfano caladero de votos de centro derecha liberal que Rajoy maltrató y abandonó?
Y más concretamente, ¿por qué Vox ha sido descara y sistemáticamente silenciado en la casi totalidad de los mismos medios? ¿Es el mensaje de Vox el más peligroso contra el sistema, por atacar abiertamente al estado autonómico del que se financian los partidos políticos que, en conjunto, gobiernan España desde hace décadas?
Si Podemos está donde está, es en buena parte gracias a la cobertura que los medios afines al PP – que no es lo mismo que decir afines a la derecha o centro derecha – le han brindado a diario durante todos estos años. Si la cúpula de Podemos no está desmantelada hace tiempo, es gracias a la permisividad de un ministerio de Hacienda, que no duda en triturar a los ciudadanos de a pie, pero que pasa por alto las denuncias de la poca prensa que investiga y documenta la financiación extranjera de la formación morada.
En conclusión, si ha conseguido llegar hasta el lugar que ahora ocupa, debe agradecerlo a Mariano Rajoy, a su inacción y a su traición al antiguo PP y a millones de votantes que han acabado por negarle su apoyo en esta España que, según él, deja mucho mejor que cuando llegó, pero en la que ha tenido que salir del gobierno por la primera moción de censura exitosa de la historia de la democracia.