Cada vez es menos necesario pensar, es más, pensar ya no es algo divertido, cada vez más se nos da todo pensado; quizá comencemos a vivir la verdadera situación de aquel “Gran Hermano” que discurriese hace tiempo George Orwell.
Leer también se está convirtiendo en algo extraño, ya que la lectura no deja de ser una actividad que la mayoría de personas hacen en su tiempo libre y este puede ser muy limitado. Casi siempre es más entretenido percibir todo a modo de caleidoscopio como se presenta en las redes sociales.
La comunicación oral, fue la única durante milenios hasta la aparición de la escritura. El antecedente más antiguo de los periódicos son las actas públicas, que se utilizaban en Roma para comunicar distintos acontecimientos de la ciudad y se colocaban en tablas sobre los muros de calles y plazas.
También de la antigua Roma proceden quienes se pueden considerar como los primeros periodistas: los llamados subrostani, que se ganaban la vida vendiendo noticias o fabricando informaciones sensacionalistas.
A continuación, del pregonero a los romances de ciego, pasando por trovadores y juglares, fue la imprenta la que nos inició en el mundo de la información, más furibunda con la llegada de la radio y la televisión.
Pero todo esto es historia, los últimos desafueros en esta materia están estrechamente relacionados con la aparición de Internet. Con esta plataforma, la comunicación ha aumentado sus posibilidades exponencialmente, pero también han aumentado las dificultades.
La sociedad mediática es el resultado de la aparición de medios de comunicación, integrados en grandes empresas multinacionales y relacionados con el poder político y económico, capaces de influir en los acontecimientos políticos y sociales tanto en el ámbito local como en el global.
La saturación de información ha provocado grandes problemas a los medios tradicionales que siguen sin encontrar una forma rentable de vender sus servicios. También se hace difícil distinguir la información verdadera de los bulos, en las redes sociales. Desde los grandes personajes a los últimos monos, twitteamos o nos retratamos en Facebook con una prodigalidad y un desprecio absoluto hacia la humildad, y a veces a la educación y el buen gusto.
Encontrar nuevas fórmulas que lleguen a un público cada vez con menos tiempo para sentarse a leer y con un amplio abanico de medios y páginas webs que elegir, sería motivo de un estudio bastante interesante. Pero… posiblemente haya más intereses en que se solidifique la filosofía o la aceptación del sistema de los que piensan por nosotros, el lema de los tres monos sabios japoneses: “No ver, no oír y no hablar”.
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