Ha empezado el mundial de fútbol, una fiesta deportiva que a los que les gusta este deporte y a los que no, vibran con sus selecciones al máximo. Uno de esos momentos solemnes cuyo protocolario son siempre y de esencial ceremonia son los himnos nacionales de los países que juegan el partido, estas melodías hacenque se estremecen tanto a los contendientes como a los aficionados, dándole en sus cuerpos una conmoción muy difícil de calcular. He sentido una pena cuando en el partido Portugal – España y le llegó el himno a España, no me inmuté para nada, desde que empezaron los acordes musicales del himno de mi nación y puesto en pie en mi casa, con el televisor delante, cantaba con voz solemne: “Viva España, /alzad los brazos / hijos del pueblo español / que vuelve a resurgir. Gloria…”. No comprendo a la clase política, o mejor dicho a todos los estamentos de España de tanta cobardía e inoperancia, temor y miedo a ponerle letra a la canción del himno nacional.
No sé si habrá otras naciones que les pase lo mismo que a mi nación que es España, posiblemente no haya alguna. Esto a mí no me importa, me corresponde a mí, mejor dicho, nos corresponde a todos los españoles demandarlo y exigirlo: el oooooohh…ohhh, es de una ridiculez tan grande que nos deja como si fuésemos proscritos. España tiene muy buenos letristas y mejores músicos para que, no se sepa el porqué, de esta anomalía que se va perdiendo en el tiempo.
Siempre que escucho en cualquiera de los medios informativos decir, “este país no se merece”, “mañana saldrá el sol en todo el país”, “este fin de semana en el país”, enunciados como estos se aumentan día a día en estos medios. Quitémonos las rejillas de las bocas y demos salida al amor y sentimiento patrio que en la mayoría del pueblo español tenemos en nuestro corazón. Estamos mutilando la palabra España, entre todos la sestamos castrando. Si le preguntásemos a cualquier sociólogo o antropólogo diría que hemos llegado a un total disfraz fraguado de falsa demagogia, todas ellas llenas de palabras huecas sin sentido. Si le preguntásemos al burlesco de Podemos, todo esto le traería al pairo y no digamos a los nacionalistas de las provincias catalanas y vascas. Pero en España hay dos partidos y medio de otro —PP, Ciudadanos y del PSOE la mitad— que les llegaría al corazón, tanto en la música del himno como en las tertulias y periódicos de la nación, aunque a decir verdad, la palabra España de estos brilla por su ausencia. Cuando estoy terminando esta comunicación son las seis de la tarde del día 16, oteando desde mi ventana el infinito de mi sierra cordobesa miro el cielo y digo con voz alta, sonora—como cuando entoné el himno el día del partido de fútbol— y clara: que buen día hace hoy en mi España. O esta otra: España, qué cobarde eres.
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