“Qué mierda de dictadura ésta, que los oprimidos controlan gobierno y parlamento; que los oprimidos manejan los medios de comunicación; que los oprimidos dirigen la policía”
Pilar Rahola, sinónimo de tolerancia, ecuanimidad, equilibrio, compostura y respeto, está consagrada en cuerpo y alma a demonizar a Albert Rivera y al partido que lidera, Ciudadanos, y que ha logrado la mayoría de voto popular en las últimas elecciones autonómicas. Y al rey, Felipe VI.
Bueno, es lógico: tras el triunfo de la moción de censura que ha mandado a Rajoy a Santa Pola, la lideresa mediática del supremacismo independentista catalán es muy consciente de que Felipe VI y Ciudadanos son, en estos momentos, las dos fuerzas a batir.
Al Borbón le tiene especial inquina desde el día que se dirigió a los españoles y sacó de su zona de confort a la mayoría silenciosa que habita en Cataluña. Joder con el Felipe, los tiene cuadrados. Podía haberse ido a cazar elefantes, como su padre, y perderse por el camino, ¿verdad, Pilar?
Lo de Rivera y Ciudadanos, Rahola lo lleva peor. Catalán y no nacionalista (o sea, fascista, según doctrina Presidentorra), lidera la oposición política en Cataluña y, para mayor inri, amenaza con llegar al palacio de la Moncloa, lo cual sería insoportable. Así que, desde su púlpito mediático, la falsa ‘Doctora’ en Filología Hispánica ha lanzado su singular cruzada contra él, su partido y sus votantes.
Luego, los autoproclamados Comités de Defensa de la República (CDR), como buenos y diligentes ‘camisas pardas’ nacionalistas, siempre atentos y dispuestos para controlar a la oposición (entiéndase, fascistas), entre corte y corte de carreteras, entre pintada y pintada de lazos, entre siembra y siembra de basura amarilla, ya encontrará tiempo para organizar y planificar cívicas siembras de mierda en sus sedes, y espontáneos acosos e insultos a militantes y simpatizantes.
Pilar Rahola, icono de la Cataluña del 3 %, vende lágrimas a precio de oro en los platós de TV3 y denuncia la nula calidad democrática española: “qué mierda de democracia es esta que manda gente a la cárcel por sus ideas”. Sin embargo, cada día son los más que no comulgan con sus ruedas de molino, aunque hayan sido talladas a mano y formen parte de los hallazgos arqueológicos submarinos que rodean la Punta del Guix en la isla Meda Grande, esa que queda tan cerca de su casa, en Cadaqués. No cuela Pilar. La mayoría lo vemos justo al revés.
Qué mierda de dictadura turca, la española, que deja libres a dos millones de independentistas y encarcela a nueve. Qué mierda de dictadura ésta, que los oprimidos controlan gobierno y parlamento; que los oprimidos manejan los medios de comunicación; que los oprimidos dirigen la policía; que los oprimidos dominan la función pública; que los oprimidos planifican, organizan, controlan y manipulan la enseñanza obligatoria; que los oprimidos deciden quién es buen o mal ciudadano; que los oprimidos violan los derechos lingüísticos en la escuela; que los oprimidos deciden qué es o no, justo, democrático, legal. Qué mierda de dictadura, la vuestra, Pilar.
Patética.
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