Ya se activó la primera bengala de una de las muchas ministras que el perdedor ha designado para formar parte de su gobierno (¿?). Meritxell Batet, catalana de fuerte raigambre separatista, ha empezado a sentar “sus reales” para tratar de despedazar España cuanto antes. Ha comenzado con todas sus ganas esa tarea que sin duda aplaudirán todos los separatistas de aquella región española, y que bien pudiera ser el anticipo de innumerables batallas por la secesión.
Batet inicia su batida diciendo que hay que reformar la Constitución porque es “urgente, viable y deseable”. Señora ministra, permítame que discrepe de su teoría, pero ya sabemos todos que nuestra Constitución (que lleva sirviéndonos -y muy bien- cuarenta años) no es una norma municipal sobre animales de compañía o la limpieza de las calles. Es algo más serio que no puede estar al albur de pretensiones políticas irracionales. Porque su teoría no es urgente, ni viable y mucho menos deseable.
Esa frasecita que querrá magnificarla, como el perdedor magnificó el “no es no” no tiene pies ni cabeza; por el contrario, sería una puerta abierta en la que se podrían “colar” una serie de peticiones variopintas que harían del parlamento un infierno. Por mucho que su mentor la vea con buenos ojos (conocemos perfectamente las intenciones federalistas del perdedor) su propuesta es enormemente precipitada y sería, con toda seguridad, rechazada por la gran mayoría del pueblo español. Señora Batet, no siga esta batida contra España.
Lo peor que podría hacer su partido es alinearse con las rupturistas políticas independentistas catalanas, que nos acarrearían el mayor desastre conocido a lo largo de nuestra historia.
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