A partir de aquel momento empezó lo que el propio Agustín Fariña ha calificado de ‘acoso y derribo’ hasta que, tras una crisis de ansiedad aguda, se le concede, el 16 de abril del año 2015, la baja psiquiátrica que sigue a día de hoy, más de tres años y medio, con vistas a la más que probable expulsión del ejército con “una mano delante y otra detrás” si no se considera que sus dolencias son fruto de su entorno laboral en las Fuerzas Armadas.
Pocos apoyos, un clamoroso silencio del ministerio de Defensa y el archivo definitivo de su causa por parte de la justicia militar, hacen que Fariña lo fíe todo a la justicia civil. Una campaña en change.org es su gran esperanza, apóyale y no le dejes. (https://www.change.
Agustin Fariña: tuitter: @Agustinfariape1, facebook: m.facebook.com/
No entiendo nada. ¿Modernizar y profesionalizar el ejército no pasa por mimar a todos sus miembros? ¿Alguien me lo explica?