Desde hace mucho tiempo vengo observado y leído que la violencia en el fútbol, estas atrocidades, salvajadas y un sinfín de destrucciones tanto en las calles como en los campos de fútbol no son nada más que, casos aislados. Para dar solo una elemental reflexión diré que el campo de fútbol más grande del mundo está en Corea del Norte con capacidad de 150 mil espectadores, el segundo es el del Barcelona con 99.354 siendo el mayor de España y de Europa en cuanto a su foro. Todo esto habría que meditarlo a la hora de enjuiciar las muertes y salvajadas que se dan en los estadios —de esos casos aislados, nada de nada— y paso agigantados, las autoridades futbolísticas, y las nacionales deberían tomarse más en serio a esto que yo le nombro, la orquestada violencia en el fútbol. Para ampliar un poquito más diré que en el CSD en su última estadística tiene 12.879 polideportivos, donde 7.080 son estadios de este tan cacareado y señalado como deporte rey.
No hace falta mirar mucho hacía atrás, recordemos a Aitor Zabaleta y Jimmy en las inmediaciones del Calderón y la de un joven apuñalado en la copa del rey frente al Sevilla. Muy reciente hemos tenido a los barbaros rusos y los ultras bilbaínos dando buena cuenta en batallas campales, donde también hubo un agente de la Ertzaintza fallecido, dictaminado de un infarto, que en circunstancia normal supuestamente no habría fallecido. Europa, en los campos de fútbol cuando no es en los mismos estadios, es en las calles donde proliferan y abundan estas batallas, las cuales terminan en sangre y con muchos heridos, también estos barbaros, llamados ultras, son fomentados y alimentados y al parecer mantenidos, no se sabe por quién y de dónde sacan arrestos para tanta anarquía y desorganización que hay en los campos de este deporte llamado rey.
Con todo esto, pienso que, las autoridades que tienen que dominar a estos desalmados no se lo toman en serio. He presenciado, y se ha visto por pasiva y por activa las teles y los periódicos del ramo anunciando, incluso con cantos guerreros a los ultras del Spartak de Moscú, dando miedo con sus gritos de guerra ensayando para lo que se avecinaba y pudimos ver después en batallas campales, como las conocidas bengalas y atacando con botellas y como cosa nueva pelotas de golf. En Bilbao para 53 mil espectadores hubo 500 agentes municipales ¿qué me dicen cuántos tendrían que haber para gobernar 99.354 en el Camp Nou? O lo que es lo mismo ¿en el Bernabéu? Los asiduos a los campos de fútbol vemos que se podría hacer más, en cuanto en los accesos, bien en cacheos, con ellos se evitaría llevar armas, cosa que con el actual procedimiento es nulo y fácil de entrar con cualquier tipo de armas. Yo he presenciado—hace algunos años—lanzarle un cuchillo para cortar espárragos y lo digo con conocimiento—al colegiado de turno en un partido de tercera división.
Estamos viendo en los estadios de categorías menores, incluso en alevines peleas entre padres de los dos equipos, árbitros insultados y agredidos y luchas que siguen en las calles. Se dice que hay que multar duramente a estos hinchas, yo creo que esto no es válido sino va acompañado de otro tipo de condena y más agentes policiales, de lo contrario seguirá la violencia cada vez mayor y de grandes dimensiones. Los toques de atención lo están dando desde hace muchos años estos desalmados ultras. Las autoridades deportivas y no deportivas tienen la palabra, de lo contrario estaremos avocados a males difíciles de contrarrestar.
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