No puedo explicármelo por más que lo intento. Ignoro lo que le pasa por la cabeza al secretario general del PSOE, pero -al menos para mí- es bastante preocupante. Que este político español, de alta talla física y (a mi modo de ver) escasa talla intelectual, patriótica y política, se comporte como lo viene haciendo desde hace ya demasiado tiempo, es síntoma inequívoco de que debería dedicarse a otra cosa.
Es cierto, que nadie nace sabiendo. Y también, que consolidar un grado estimable de experiencia exige, además de tiempo, paciencia y trabajo, una serie de virtudes como humildad, espíritu de sacrificio, responsabilidad y templanza. Y mucho sentido común. Pues de todos estos requisitos y virtudes, me temo que Sánchez tiene bastantes lagunas y carencias, pero -sobre todo- la ausencia absoluta de sentido común.
Nos lo ha demostrado nítidamente con su última decisión de boicotear la propuesta del Partido Popular para que De Guindos acceda a la vicepresidencia del Banco Central Europeo, incluso reclamando a sus socios socialdemócratas que impidan el nombramiento del ministro español. Argumentando, además, como alternativa la gran patochada de que, en su lugar, se propusiese para desempeñar ese puesto a una mujer.
¿Por qué no dejó él su puesto actual a la andaluza Susana Diaz? Supongo que sus socios europeos y también la presidente de la Junta de Andalucía, se habrán quedado estupefactos de la altura política que ha alcanzado Don Pedro Sánchez. Y el independiente Don Luis De Guindos, también.
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