Estos días se está divulgando, aunque ya viene de lejos que la Unión Federal de la Policía había enviado a sus consejos, es decir a sus mandos, una proposición para homenajear y distinguir a sus policías, estas fuerzas armadas estuvieron más de tres décadas en las provincias Vascongadas y Navarra salvaguardando a nuestra nación de la barbarie y asesinatos de las bandas de etarras y la Kale Borroca y todo tipo de vejaciones, maltratos, de insultos y de injurias a estos agentes de la policía armada —yo incluyo a todo tipo de militares— que junto a sus familiares, esposas en hijos sufrieron en el día a día.
Estas peticiones de la Policía fueron para que se les concedieran la Cruz al Mérito Policial, donde más allá del deber, sufrieron en los durísimos años que estuvieron allí las fuerzas armadas como los de la policía y guardia civil. Según las manifestaciones de los solicitantes no se trata de dádivas ni de mejoras de ascensos.
Digo esto, porque vieron como sus mujeres e hijos y familiares sufrieron en sus carnes todo tipo de humillaciones y afrentas. Ahí los tenemos donde por evaluaciones de años que intervinieron en estas regiones, al parecer, ahora están deliberando las imposiciones de estas distinciones a estas fieles y aguerridas milicias de guardias civiles, ejército y policía armada.
Estos años fueron para muchas familias, años de tristeza, de soledad porque los etarras y todos sus secuaces las tenían como enemigos. Muchas de estas señoras e incluso viudas se tuvieron que marchar a sus ciudades de origen, después de estar sufriendo algunas de ellas muchísimos años dejando allí a sus maridos solos y mudos, sin poder rechistar, solo porque más allá del valor y el deber, debería estar el reconocimiento a esa labor que bañaron a sus maridos en esas condecoraciones bien ganadas y que se solicita.
Estas esposas y novias se marcharon angustiadas con el corazón herido de coraje, coraje que sus maridos se impregnaron de él cuándo les abandonaron por imperativa ley a sus seres más queridos.
No solamente deberían darles a estos patriotas las condecoraciones solicitadas, sino también unas palabras de gratitud y de lealtad a estas señoras que sufrieron en aquellos años en estas provincias españolas que por el amor a sus maridos y a España tuvieron que dejarlos a una suerte incierta porque fueron más allá del deber.
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