Aún estoy estupefacto con la declaración que ha efectuado Melisa Rodríguez, diputada en el Congreso de los Diputados por el grupo político Ciudadanos por Santa Cruz de Tenerife, en relación con su propuesta de presentar un proyecto de ley para que los perros sean personas. La susodicha, que es Licenciada en Arquitectura, políglota y tiene 31 años de edad, y que conoce el mundo empresarial y ha vivido en varios países, debería ser una mujer sensata, ponderada y responsable y no meterse en estos berenjenales.
Sin embargo, bien pudiera ser que a esta buena señora le pasara algo raro, dicho esto con el máximo respeto para ella, porque con su extenso y pródigo currículo, parece más bien que quiere llamar la atención de alguien para ser más “mediática” de lo que ya es. Por si acaso no es así y cree en lo que ha propuesto, me voy a permitir corregirla. Doña Melisa, a continuación, voy a copiar lo que, desde hace tiempo, mucho tiempo, dice el diccionario de la RAE sobre la palabra persona: “Individuo de la especie humana”.
Así de simple, así de escueto; pero si queremos ahondar algo más, podemos añadir que persona es también un sujeto racional, con capacidad de discernimiento sobre sus propios actos y, como tal, es un concepto totalmente opuesto al de animal o cosa. Otra cuestión es, Doña Melisa, que todos nos debamos concienciar de que los perros y los demás animales, domésticos o no, son seres vivos y merecen un buen trato como criaturas de Dios que son. No obstante, y considerando que proyectos más descabellados se han puesto en marcha, yo sugeriría a las autoridades académicas que -por si acaso- vayan pensando en crear urgentemente una Universidad para perros. Con la posible ampliación a gatos, periquitos y culebras.
Las miserables palabras de Pablo Iglesias han tenido la oportuna respuesta…
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