El título que encabeza mi escrito de hoy, puede inducir a error porque puede parecer que solo reconozco la existencia en España de un trío de sandeces, sinsentidos o burradas, a gusto del lector. Pero no es así; existen muchos, muchísimos más; tantos como para escribir varios libros. Lo que ocurre es que debo atenerme al imperativo del espacio y he decidido referirme solo a tres de ellos.
En el primero, veo como el “genio” Mas se ha ido -por el sumidero- hacia el “menos” más deprimente y desconsolador. Qué torpe, qué, fanático y qué estúpido este delincuente de tres al cuarto, que se cree sus propias mentiras y pensaba que España no iba a defenderse. Espero que sepa disimular su gran cobardía ante las penas que la justicia determine imponerle.
El segundo disparate, que no merece menos descalificaciones, es la ocurrencia de Pedro Sánchez de poner más impuestos para arreglar el problema de las pensiones. Parece mentira que todo un secretario general de un partido de gobierno sea capaz de estas tonterías para tratar de dar solución a un problema tan grave como el de las pensiones. ¿Qué pensará Pedro Saura sobre este desternillante asunto?
Y el tercer disparate lo protagoniza la siempre sorprendente Susana Díaz. Y consiste en que la mandamás de la Junta de Andalucía, ante el bofetón que le ha dado el Tribunal Constitucional ha tomado dos decisiones a cada cual más impresentable. La primera ha sido la de desobedecer la sentencia del T.C. y la segunda, caer en el mayor de los ridículos inventando cómo dar apariencia de legalidad al cumplimiento (fuera del centro de trabajo) de las horas que ella regala, porque sí, a los funcionarios, con cuatro paparruchas que ni ella misma cree.
Por lo que se ve, en España cada día se cometen más disparates y nosotros (los contribuyentes) ejerciendo de sufrientes sujetos pasivos y no solo para la Agencia Tributaria. ¿Hasta cuándo?
Susana Díaz y sus ocurrencias de “bombero” para que los funcionarios trabajen menos
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