El sobrepeso y la obesidad se ha convertido en los últimos años en una epidemia, según la OMS. La obesidad y el sobrepeso se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. La misma organización nos indica que las enfermedades no transmisibles (ENT) matan a 40 millones de personas cada año, lo que equivale al 70% de las muertes que se producen en el mundo. Estas enfermedades se ven favorecidas por un modo de vida poco saludables.
Factores de riesgo de la obesidad
Las dietas malsanas y la inactividad física pueden manifestarse en forma de tensión arterial elevada, aumento de la glucosa y los lípidos en la sangre, y obesidad. Son los llamados “factores de riesgo metabólicos”, que pueden dar lugar a enfermedades cardiovasculares, la principal ENT por lo que respecta a las muertes prematuras. (OMS, junio 2017)
Para controlar las ENT es importante intentar reducir los factores de riesgo asociados a ellas. En este espacio nos centraremos en la actividad física y sobre todo en alimentación.
Los pequeños cambios pueden hacer una gran diferencia
Con los propósitos del nuevo año nos ponemos metas en muchas ocasiones insostenibles. Lo importante es lograr tener adherencia a la actividad física y a una dieta saludable.
Cualquier actividad física, aunque sea involuntaria, que realicemos diariamente, mejorará los factores de riesgo que hemos comentado con anterioridad, no va a importar en exceso la intensidad con la que lo realicemos, ni cual sea el patrón, pero sí alargarla en el tiempo, junto a una alimentación saludable eliminando azúcares y procesados.
En un estudio se demostró que cada hora que se pasa en un coche al día, aumenta un 6% más la probabilidad de llegar a ser obeso; de manera opuesta, cada kilómetro andado disminuye en un 4,8% dicha probabilidad.
Los nuevos dispositivos nos ayudan a contar pasos, calorías, y a valorar las alteraciones del sueño diario. Estos dispositivos llegaron a la población con la recomendación de caminar 10.000 pasos al día (Dr. Yoshimiro Hatanoen-Universidad de Kyushu) obteniendo óptimos resultados. Esta propuesta, mejora la actividad física involuntaria, haciendo también que nos esforcemos en mejorar.
No hay que olvidar que el ejercicio más eficaz es aquel que nos motiva, con el que nos sentimos identificados y nos aporta satisfacción. De poco nos va a servir apuntarnos al deporte de moda o al más eficaz si tengo que hacer esfuerzos sobrehumanos para poder realizar el objetivo propuesto, ante cualquier imprevisto desistiremos.
Por otra parte, es muy aconsejable buscar otra persona o un grupo que tengan objetivos similares a nosotros, porque cuando nuestra flaqueza gane fuerza, la otra u otras personas nos ayudaran a seguir hacia delante.
Nuestro deporte favorito unido a una alimentación marcada por un dietista cualificado adecuada, según a nuestra composición corporal y objetivos realistas, serán un punto clave para conseguir nuestro logro.
Desde el periódico El Diestro, el equipo COMENSANAS de forma semanal intentará dar un poco de luz a este a veces confuso mundo de la nutrición y el deporte.