Escribía hace unos meses -Mayo de 2017- un artículo, que titulaba “Objetivo: acabar con el partido popular… como sea” y, a la vista de lo que está ocurriendo desde mucho antes, parece que la consigna no sólo sigue valiendo sino acentuándose por días como vemos en las tertulias y medios -enemigos ideológicos o “amigos” resentidos (a la postre más beligerantes si cabe)-, todos haciéndole el juego con insistencia a Ciudadanos -C’s, como lo llama ese insigne Ministro de Educación, que mejor hubiera seguido en el cementerio europeo de elefantes de Bruselas/Estrasburgo-.
No seré yo quien niegue que lo que le pasa al Partido Popular se debe en gran parte al descontento por su inacción en muchas de las áreas que esperábamos ver cambiar los que le dimos la mayoría absoluta en 2011 -lo he dicho repetidas veces y no me voy a extender más- y no por el “buen hacer” de Ciudadanos, que de momento está por ver, si alguna vez llega a tener responsabilidad por lo que haga ya que al parecer no le pasa factura -al menos en Cataluña y en las “encuestas”- lo que dice y manifiesta en cada sitio, según le beneficie o no -véase Andalucía o Madrid. Porque en el resto de España su total ausencia o insignificancia es lo más destacable de los naranjas y en Cataluña la mayoría relativa obtenida no le sirve de mucho-. Como muestra, lo dicho hace un par de días por la diputada naranja por Santa Cruz de Tenerife, Secretaria de Juventud y Responsable del Área de Energía y Medio Ambiente y actual portavoz adjunta en el Congreso, Melisa Rodríguez, para la que su objetivo era “lograr la igualdad de las personas reales: mujeres, hombres y seres. Por ello presentamos el proyecto de ley para que los perros sean personas” porque “veo un perrito y me derrito”, añadía en pareado y se quedó tan tranquila. Como digo, vale casi todo y no pasa nada.
En la misma línea se expresaba el lunes la abogada Miriam González -más conocida por ser esposa del que fuera vicepresidente del Reino Unido con David Cameron, el liberal demócrata Nick Clegg-en una tertulia televisiva – a mi juicio sobran todas-: “lo que le ocurre al PP es culpa del PP”, añadiendo algo que muchos parece que olvidaron: “C’s estuvo a punto de dejar que Pedro Sánchez entrara en la Moncloa”, lo que se habría producido -recuerdo- de no haber sido por la incompatibilidad del “morado” con el “naranja”, y que seis meses después repitió con el PP, prueba de que al parlanchín de Barcelona le da igual pactar con agua o con aceite con tal de que se hable de él.
Y ahora, a raíz de una “oportuna” encuesta de Metroscopia para El País -¡cómo no!-, y las homólogas de Sociométrica para El Español -¡qué fiesta sin la tía Juana!- y la más ¿sorprendente? de GAD para ABC -nos podrían ilustrar sobre qué factura pendiente tiene este grupo con Mariano Rajoy-, todos a una, como Fuenteovejuna, “matan al Comendador” saliendo al unísono a cantar las excelencias de ese partido “salvador” de los españoles al que esos “enemigos unidos”, desde la izquierda moderada del propio Ciudadanos a la no moderada del PSC/PSOE y la radical de los franquiciados de Podemos y los nacionalistas de ERC, las CUP y BILDU -incrustados estos por el burgués Juntos por Cataluña-, y los “más próximos” en ideología –Libertad Digital, EL Español, Voz Populi, La Gaceta, ABC… y sus voceros-, actuando aparentemente, como decía, desde un cegador resentimiento por lo que sea, dan ya como ganador de una elecciones generales, queriéndole hacer creer a una manejable parroquia -con menos “visión” que un lamelibranquio con las valvas cerradas- esa “realidad” ficticia que deja una “foto fija” del día de la “consulta” -que no otra cosa es una encuesta- y pareciendo ignorar que la próxima cita con las urnas, en comicios generales, no será hasta el verano de 2020, salvo sorpresa mayúscula nada previsible con don Mariano Rajoy y, en dos años y medio, al ritmo que vamos, cualquiera sabe lo que pueda suceder entonces, aunque el enemigo no ceja y seguirá valiendo todo para acabar como sea con el Partido Popular, que no necesita ayuda por cierto para disminuir su clientela si no empieza a explicar mejor lo que hace y el por qué de lo que no hace. Y mientras el nada dudoso de ser simpatizante del PP, Tony Bolaño -responsable de comunicación con el “bachiller” Montilla-, reconocía ayer en una tertulia -aunque no me gustan hay que seguirlas- que “desde que el Gobierno de España ha intervenido Cataluña, las farmacias, los comedores y autobuses escolares y las partidas a los ayuntamientos -entre otras cosas-, están al día de pago” el propio Rajoy decía que: “Las medidas han sido buenas para España, aunque acaso no lo hayan sido para el Partido popular”. ¿Por qué no explica esto alguien del Partido Popular? Se ve que la asignatura “Comunicación” continúa con calificación de Insuficiente-Necesita Mejorar y la vuelven a suspender los populares, pese a que Pablo Casado me decía hace unos meses -cuando le hice esa pregunta- que ya “comunican mejor y están yendo a las tertulias”. Se ve que no basta con eso, querido Pablo.
En definitiva y salvando las distancias -que ojalá nunca se acorten-, llevo tiempo diciendo que estamos volviendo a vivir otra guerra sin cuartel -aparentemente menos cruenta, pero más larga-abierta por la izquierda y sus medios más afines -ahora ayudados en el empeño por los menos- que quieren aprovechar también algunos de los nuevos partidos para acabar “como sea” con el Partido Popular, como ya ocurriera en 2004 cuando esa izquierda -entonces PSOE e IU, fundamentalmente- veía que el partido del charrán volvería a ganar las elecciones, hasta que llegó el terrible atentado del 11M, “salvador” para ellos, que bien manipulado por esos medios amigos -terroristas con “tres capas de calzoncillos” de Gª Ferreras/Gabilondo y caceroladas ante la sede del PP de “indignados”, entre los que ya estaba Pablito Iglesias– dio la vuelta en tres días -jornada de reflexión incluida, Rubalcaba mediante- a lo que era un clamor y justo premio a la gestión de los Gobiernos de José Mª Aznar durante las dos legislaturas anteriores en las que el saldo fue muy positivo, aunque se cometieron algunos errores de omisión que ahora estamos pagando.
Y como “a río revuelto, ganancia de pescadores”, no faltan quienes lanzaron la caña por si, esta vez, cae algo. Así, tras arrogarse las concentraciones de Madrid, que sacaron a muchos españoles a la calle por el desafío secesionista del gobierno catalán, después de la intervención del Rey el 3 de Octubre -en mi opinión consensuada sin duda con el Presidente del Gobierno, como corresponde a un sistema de Monarquía Parlamentaria, pese a que esos “amigos” de alguna prensa beligerante, teñidos de naranja, le atribuyen al Monarca la iniciativa en exclusiva- cual Ave Fénix, intenta resurgir de sus cenizas -merecidas por su lamentable trayectoria desde el 26 de Mayo de 2014- VOX “saca pecho” y se apunta a la estrategia de acoso y derribo del PP. Hace pocos días su Secretario General, Javier Ortega -abogado al que los afiliados le impugnaron dos simulacros de asamblea general por irregularidades en el procedimiento, una en Julio de 2014 y la del “asalto al poder” de su líder, el 20 de Septiembre siguiente-, acusaba al Gobierno en esRadio de “presionar” al Tribunal Supremo, una dura acusación que debería poder demostrar o asumir las consecuencias del “difama, que algo queda”. Pero como decía en el título, “En política, vale casi todo” y quedará en nada.
Termino con una breve reseña del nuevo acto del esperpento catalanista en la constitución del nuevo parlamento que, de momento, sienta al candidato propuesto por ERC, Rogelio Torrent -ya veremos si bate el récord de permanencia breve que dejó establecido Pachi López, alias “Nadie” en el Congreso en 2016-. Una sesión de constitución en la que el presidente de la mesa de edad, Ernest Maragall “el peor” –Pascual era “el malo”- aceptó la petición de delegación de voto de los presos pese al informe en contra de los letrados, a lo que se opusieron la representante de Ciudadanos, Inés Arrimadas -en español- y el representante del PP, Santi Rodríguez -en catalán, otra torpeza más-. El bailongo Miguel Iceta, en su” ambigüedad” cada día más definida, sí “entendió” -también en catalán- la petición de los encarcelados. Pero Tabarnia sigue al acecho y dejó su advertencia al separatismo. Espero que nuestro legalista Gobierno y los jueces, también. Pero de eso habrá tiempo para escribir.
Así lo veo y así lo digo.
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