El juez Llarena ha evitado una irregular jugada de una de las abogadas del ex-presidente de la Generalidad Carlos Puigdemont. Parece que tanto defendido, como defensores, creen que pueden saltarse las normas procesales a la torera por “ser ellos quienes son”.
Llamada telefónica
La letrada de Puigdemont, según publica “EL ESPAÑOL”, intentó mediante una llamada telefónica al juez Llarena pactar el retorno de Puigdemont a España. El juez no se puso al teléfono y dejó ordenado a los funcionarios que no se le pasaran ese tipo de llamadas, puesto que no las iba a atender.
Ordenó también que cualquier tipo de comunicación que se le quisiera hacer fuera mediante escritos y el conducto procesal habitual. Tras varios intentos por parte de la abogada le fue imposible contactar con él por vía telefónica, como pretendía.
Irregularidades
No se sabe por qué, pero Puigdemont parece que pretende que la justicia le trate de una forma diferente a los demás. Eso podría ser justificable si fuera solo cosa suya. Pero parece que el equipo de abogados que le asesora también lo pretende. Son varios los caminos equivocados que está tomando el fugado desde el mismo momento de su fuga. Pero parece algo increíble que sus letrados actúen de la misma forma.
La actitud de la abogada de Puigdemont sería poco justificable incluso si hubiera desconocimiento por su parte. Pero como eso sería muy extraño, parece pretender que el trato que se le de a su cliente sea diferente al que se le da a los demás, una trampa. Trampa en la que el juez Llarena no ha caído, como es lógico. Da gusto ver como la justicia va poniendo al fugado poco a poco en su sitio.
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