Boicot a los productos españoles en Cataluña
Consumidores por la República (Twitter)

El que todos nos pretenden ocultar

Llevamos muchos meses ya escuchando al gobierno pedirnos que consumamos productos catalanes, que no los boicoteemos. Pero hay algo de lo que nadie habla, mucho menos el gobierno, y que parece que se nos quiere ocultar al resto de España. El boicot a los productos españoles en Cataluña, de eso para que el silencio es absoluto. Pocos miembros del gobierno he visto aparecer para pedir que no se haga, pocos o ninguno.

Parece que ante las continuas ofensas que recibimos desde el separatismo, los malos seríamos siempre los mismos, el resto de España. Es como aquello de encima de p…s ponemos la cama. Muy caro nos está costando a todos el separatismo en todos los sentidos como para callarnos.

Petición de boicot a través de redes sociales

Hay dos cuentas en Twitter del separatismo catalán que quieren fomentar ese boicot. Una es Una es la de @ANC_Bombers, que lo hace de la siguiente forma: “La República consiste en hacerla efectiva con nuestra actitud y decisiones.
En qué banco tenemos el dinero? Con qué compañías contratamos gas, luz, agua, teléfono …? A qué periódicos estamos suscritos? A qué tiendas o grandes superficies compramos? Dónde repostamos gasolina?


La otra ha sido creada recientemente, en Octubre de 2017, y cuenta ya con miles de seguidores. Se llama @consumRepublica y dice cosas como estas: “Escribe tus ideas sobre consumo responsable con la República catalana con mención @consumRepublica e intentaremos hacer eco. ¿Cuáles son nuestros objetivos?

Si esto no es un planteamiento de boicot, que venga Dios y lo vea

Esta es una petición de boicot en toda regla. Boicot que nunca se había practicado hasta ahora desde el resto de España. De todas formas hay algo evidente, nosotros somos muchos más. Casi seis veces más.

Este planteamiento de boicot me recuerda al chiste de la hormiga y el elefante. Está una hormiga sentada en un cine detrás de un elefante. Por mucho esfuerzo que hacía la hormiga, no podía ver la película. Enfadada, se sienta en la butaca de delante del elefante y le dice: “A que jode, ¿eh? A que jode”.

Nosotros, consumidores del resto de España ya sabemos qué decisiones tomar ante esto. Es más, ya las hemos tomado.

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