Sin bolsa de “chuches”, no hay cumpleaños infantil que se precie.
¿Qué sería de la Navidad sin los turrones? ¿Sin los mazapanes? ¿Sin esas comilonas que llevan a nuestro estómago hasta límites insospechados? ¿Conocéis algún centro comercial que no tenga locales de comida rápida? ¿Algún comedor escolar donde el menú no incluya lácteo azucarado? ¿Por qué premiamos con golosinas? ¿Dónde van nuestros adolescentes cuando comen fuera de casa? Este fin de semana quedamos con los amigos ¿Cómo lo hacemos? ¿Comemos? ¿Cenamos? ¿Cervecitas?
Actualmente nuestros hábitos alimentarios han ido cambiando, aunque no lo hayan hecho nuestras costumbres. Seguimos celebrando nuestras reuniones entorno a una mesa, nunca dejaremos de ser mediterráneos; pero la mesa, ahora, es de un fast food. Para más inri, los padres sacrificamos en el altar de la comida basura a nuestras hijas e hijos; elegimos para ellos y ellas menús infantiles compuestos por fritangas y fiambres de segunda.
Hemos desplazado el centro permisivo de nuestro punto de vista, aceptando el sobrepeso como algo normal. En este artículo intentaremos hablar de los factores que producen obesidad y sobrepeso y aportaremos alguna dinámica de alimentación saludable para combatirlos.
Normalmente, cuando hablamos de obesidad o sobrepeso nos solemos fijar en 2 factores: actividad física y nutrición. Sin embargo, la obesidad es multifactorial y además de alimentación y ejercicio, existen diferentes causas personales cómo la edad, la genética, las hormonas, el estrés y componentes ambientales que la pueden producir o aumentar el riesgo de padecerla.
Detengámonos un segundo en este último factor, quizá el más desconocido: el AMBIENTE OBESOGÉNICO.
¿Qué es el AMBIENTE OBESOGÉNICO?
Son todas las situaciones y acciones diarias que favorecen la ganancia de peso. Por ejemplo, las situaciones que hemos enunciado al principio del texto.
Ahora, vivir en sociedad comporta sus riesgos y, seamos realistas, no podemos renunciar a estas convenciones. Así que no hay que preocuparse, hay que OCUPARSE. Para todo en la vida hay solución, sólo hace falta poner la voluntad necesaria.
¿Qué soluciones podemos tomar?
Para empezar, vamos a hacer honor a nuestra frase insignia: tu casa, un templo sagrado. Si en nuestra cocina no existen productos procesados y el 90% de las comidas que hacemos las elaboramos nosotros, estamos en la buena dirección.
Protege a tus hijas e hijos de la publicidad. Edúcalos mediante buenos ejemplos, alimentación saludable y vida activa.
Interactúa con el espacio que te rodea y conviértelo en tu aliado. Sube y baja por las escaleras. Destierra las bebidas azucaradas y el alcohol y sustitúyelos por agua, agua con gas o infusiones. Cuando salgamos de casa, busquemos calidad frente a cantidad, evitando siempre los menús de gasolinera: “lleno, por favor”. Sal a pasear en lugar de sentarte en una cafetería, las buenas conversaciones no están reñidas con los buenos paseos.
Reafirma tu personalidad, no te dejes llevar por la opinión de los demás, recuerda tu objetivo y no renuncies a tus hábitos saludables de alimentación. El ambiente obesogénico está ahí y es uno de los factores que más influyen en el sobrepeso y la obesidad, pero no lo transformes en una excusa para sucumbir a las tentaciones. Porqué los alimentos saludables también están ahí.
Hay cosas que no podemos cambiar, yo siempre quise tener lo ojos azules, el resto está en tus manos. Y recuerda, bon profit.
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