Si nos vamos a Google a buscar el nombre de Rosa María Artal y entramos en Wikipedia nos encontraremos con lo siguiente:
Rosa María Artal es una periodista y escritora española.
Los que sean algo más mayores recordarán que Rosa María Artal es sobre todo conocida por haber presentado el programa “Informe Semanal“. Posteriormente entró dentro de la candidatura de Podemos Zaragoza de número 2 y como independiente (2016).
En los últimos tiempos, Artal, ha sido más conocida por su podemización y por sus salidas de pata de banco, sobre todo en redes sociales, atacando a las personas mayores por las opciones de voto que elijan libremente, como si no tuvieran derecho a hacerlo, que por otras cosas.


Como podemita recalcitrante que es ahora, ha optado por el feminismo ridículo que parece haber sido impuesto en Podemos para conseguir hacer carrera. Ese por el que incluso Irene Montero llegó a culpabilizar al machismo del cambio climático. Ese por el que gente como el General podemita Julio Rodríguez llamó a su movimiento para alcanzar el poder en Podemos Madrid “Unidas Podemos”, mal usado puesto que todos sabemos que dentro del movimiento habría hombres, como el propio Rodríguez.
En ese ridículo feminismo absurdo y falso en el que andan metidos, la Artal, ha llegado a poner en Twitter cosas tan absurdas como esta:


Demostrando ignorar muchas cosas continuamente, en este caso lo hace sin ningún pudor. En primer lugar el subrayado azul de word significa que hay otras formas para la misma palabra y te da la opción de elegir, en este caso con tilde (sabía), no que sea una falta de ortografía.
Mezclar “churras con merinas” para empeñarse en demostrar un feminismo ridículo, capaz de llegar a un absurdo como este, no les lleva a ningún sitio más que a quedar en evidencia, como en este caso. Será periodista, será escritora, pero eso no quita que la profesión que mejor ejerza sea la de hacer el ridículo hasta límites insospechados.
También le puede interesar
En Podemos necesitan inventarse enemigos, preparémonos para defender la memoria de Víctor Láinez