Monti -Resulta increíble la falta de conocimientos que algunos periodistas e intelectuales pasean por los medios. Ante afirmaciones como que la Constitución hay que reformarla para que ilusione más uno se queda a cuadros. Sin ser jurista ni especialista en el tema y por lo que he leído, me resulta inaudito que quienes se presentan como intelectuales ante los medios releguen la Constitución al simple papel de folleto de marca de automóviles, que intentan venderte ilusiones con la compra de un coche: “Mira, aquí tienes un folleto para que compres España”
1 España nada tiene que ver con proyectos ilusionantes, como tampoco una madre constituye un proyecto ilusionante. Nadie escoge ni ha escogido jamás su nacionalidad como nadie escoge a su madre. Te conformas con lo que te ha tocado y punto. Ni esa nacionalidad es discutible ni se puede negociar: ni aquí ni en Pernambuco. Por lo tanto, no hay nada que negociar ni que discutir con nadie al respecto. Eso de que todo es discutible y negociable es muy zapateril, pero una verdadera necedad peor que la de aquel a quien se le ocurrió asar la manteca.
2 Una constitución no debe definir conceptos abstractos tales como nación, nacionalidad o prometer que cada español tiene derecho a… lo que sea. No veo nada de eso en la constitución useña o francesa.
3 Lo que sí debe recoger una constitución son las normas de cómo se regula la representación del ciudadano (no del político o de su partido). Representación se trata simplemente de que alguien está presente por ti en un acto, es decir, que alguien esté en el Congreso sustituyendo al ciudadano.
4 Una constitución también debe recoger la representatividad de los diputados. Se trata de si lo que reflejan los diputados con sus actos corresponde al motivo por el cual los ciudadanos lo escogieron, o bien están haciendo lo que les da la gana. En definitiva si se ajustan al programa que deseaban los votantes.
5 Una constitución debe recoger las normas a las que deben someterse los poderes políticos: ejecutivos (gobierno y funcionarios) y legislativos (representantes del pueblo), para estar no solo separados sino siempre en constante tensión y enemistad. El poder judicial no es un poder político y va por su cuenta. Debe limitarse a interpretar las leyes para su aplicación a los delincuentes y evitar también la prevaricación de los poderes políticos y del mismo poder judicial.