@jsobrevive.- Una de las cosas que más me ha llamado la atención en todo este proceso golpista que se ha producido en Cataluña fueron las palabras de Inés Arrimadas en el último pleno del parlamento catalán. En ese pleno, Arrimadas, calificó a Puigdemont de cobarde de una manera clara y que todos pudimos entender perfectamente. Le llamó cobarde por no contestar a preguntas en sus ruedas de prensa, le llamó cobarde por su forma de actuar en el parlamento catalán y también por no acudir nunca a Madrid a defender los intereses de Cataluña ni en reuniones de presidentes autonómicos, ni en plenos del congreso a los que fue invitado.
Le llamó cobarde por todo lo que había hecho, pero ninguno de nosotros podía imaginar todo lo que iba a hacer posteriormente, no podíamos imaginar su huida posterior a Bélgica, quedando más evidente todavía esa cobardía de la que le acusaba Arrimadas. Esta circunstancia fue decisiva, según el auto de la juez Lamela, en el encarcelamiento del resto de miembros del gobierno catalán, incluido Junqueras.
Con todo esto llaman la atención muchas cosas, en primer lugar la consideración que tienen estos separatistas con la ley, la ley debe ser igual para todos menos para ellos. Ellos deben ser tratados con la condescendencia que “merecen” por parte de la ley, por ser ellos quiénes son. Aplicar la ley a un separatista es siempre injusto, cuando se les aplica la ley a ellos es persecución, cuando se les aplica a otros es justicia. Esto último también es aplicable en el caso de Podemos, que con todo este asunto se están retratando como lo que son, unos indeseables.
Pero hay otra cosa que llama más la atención todavía, el comportamiento de Puigdemont. Como tienen ese afán en dar la vuelta a todas las cosas que tengan que ver con ellos como un calcetín, utiliza cualquier cosa para quedar él como víctima y perseguido por una justicia que él no cumple. Es decir, no es un cobarde, es una pobre víctima de una justicia injusta, pero solo cuando es él el que tiene que rendir cuentas ante ella.
Mientras tanto da discursos indendiarios a través de su televisión amiga, TV3, o pone twits amenazantes, pero todo ello a miles de kilómetros de donde tiene que dar la cara. Todo ello bien alejado de donde podría hacer todo eso con luz y taquígrafos, ante un juez que ha requerido su presencia para tomarle declaración. Pero esto siendo malo no es lo peor, lo peor es que todavía hay imbéciles que le creen. Y con un agravante en su imbecilidad, que además salen a dar la cara por él, salen a dar la cara por alguien que ni siquiera es capaz de darla por él mismo.
El legítim @govern de Catalunya empresonat per les seves idees i per haver estat lleials al mandat aprovat pel @parlament_cat pic.twitter.com/cys5S5qpIu— Carles Puigdemont (@KRLS) 2 de noviembre de 2017
.@desdelamoncloa, en comptes d’optar pel diàleg, ha preferit la violència policial, empresonaments i la repressió #Llibertatpresospolitics pic.twitter.com/RumF9AvnCT— Carles Puigdemont (@KRLS) 2 de noviembre de 2017
Com a president del @govern legítim de #Catalunya, exigeixo l’alliberament dels consellers i conselleres i el vicepresident @junqueras pic.twitter.com/qVwiJ9wJ4H— Carles Puigdemont (@KRLS) 2 de noviembre de 2017
Ens espera una repressió llarga i ferotge. Ho hem de combatre sense violència, amb pau i respecte a totes les opinions pic.twitter.com/dpCNTVViN5— Carles Puigdemont (@KRLS) 2 de noviembre de 2017
Entre barrots, el @govern legítim de Catalunya és més digne que els seus il·lusos empresonadors #Llibertatpresospolitics pic.twitter.com/SrjgfKaaeS— Carles Puigdemont (@KRLS) 2 de noviembre de 2017