Monti -Ciertas coincidencias
entre la doctrina independentista y la carlista no son fruto de la
casualidad: el movimiento carlista que tiñó de sangre la España
del siglo XIX resultó tan absolutista y reaccionario como hoy lo es el
nacionalismo. De alguna forma, aquellos tristes sucesos que atrajeron
como un imán tanto sufrimiento y pobreza por las tierras españolas
vinieron a ser una parte importante del origen de las dos España que
helarían el corazón de un Machado y arrollarían los nuestros.
Desde un punto de vista geográfico, no solo el separatismo se ha
desarrollado con mucha más virulencia y fanatismo en aquellos
lugares de Cataluña donde el carlismo enraizó con más fuerza, sino
que gran parte de los líderes separatistas provienen de esas
regiones cuyos antepasados fueron contumaces carlistas. El General
carlista Cabrera capituló en abril de 1849, dando por acabada la
segunda guerra carlista, en un lugar muy cercano donde han regentado
durante generaciones su pastelería la familia del expresidente Puigdemont en la
población de Amer. Amer había sido nada menos que el cuartel
general carlista. En pueblos como Verges, cuna del cantante Lluís
Llach y el interior gerundense, hoy las banderas independentistas se
izan sobre sus campanarios. No es de extrañar que los mástiles de
esos estandartes estén sobre los campanarios de las iglesias ya que
fueron los curas carlistas los ideólogos y más encarnizados enemigos de los
monárquicos progresistas.
Arrancar poder del estado central en favor
del poder de los señores locales y autóctonos permanece como una de las tónicas comunes
entre carlistas del XIX e independentistas del XXI, así como la
defensa de las instituciones y las leyes forales, signos de
identidad, tradición y continuidad. Y mejor si nos podemos retraer a la Edad Media.
El independentismo viene a ser un nuevo neocarlismo que intenta
implantar una supremacía y unos privilegios señoriales respecto al
resto de España. Si ellos constituyeran la capital de una España
esclavizada al servicio su soñado supraestado, no solo no querrían
separarse de España sino que desearían anexionar Francia, Holanda,
Italia… una catalanización de toda Europa. Como eso resulta
imposible se conforman con soñar la anexión de toda la costa Mediterránea en lo que ellos denominan paises catalanes… Un imperio catalán dirigido por unos seres superiores más
inteligentes, más cultos, más civilizados, más ilustrados, más
trabajadores, más listos y con el derecho a someter a los inferiores que vinieron de fuera a trabajar porque Franco les regaló a los catalanes con ocho apellidos catalanes la oportunidad a Cataluña y no a otra región de España. Así resulto que los que ahora tanto reniegan de Franco, quien utilizó a los carlistas entre sus filas, fueron en su época más franquistas que el mismo Franco. Solo hay que tirar de hemeroteca del en aquella época periódico franquista la Vanguardia para comprobar que la adoración de la burguesía catalana hacia Franco es una verdad que en TV3 ocultan y ocultarán mientras no sea un medio público libre.
Si en las monarquías absolutas el poder
venía a los monarcas directamente de Dios, en el estado catalán el
poder viene a los catalanes de su superioridad. Así no es de
extrañar que un famoso catalán dijera que los catalanes, cuando
viajasen por el mundo, no tendrían que pagar nada por el hecho de
ser catalanes. Si esa doctrina no tiene ínfulas de nazismo,
que venga Dios y lo vea. Agradecemos infinitamente a los diferentes
gobiernos de esta España democrática haber no solo permitido sino financiado
generosamente esa doctrina mientras vaciaban las arcas públicas y la
de las pensiones para que no les faltase de nada a los corruptos.