El colaborador de El Nacional, Jordi Galves, asegura en un artículo titulado “Cornellà no es como Catalunya” que el municipio del Baix Llobregat “forma parte de la Catalunya española, de una tierra fuertemente castellanizada, colonizada, asimilada, en buena parte, a España y olé, donde los catalanohablantes vivos son minoritarios y a veces invisibles, remotos, una tierra donde la inmensa mayoría son inmigrantes o hijos de inmigrantes y viven exclusivamente, aisladamente, en español”.
Galves expone que en Cornellà es “una tierra de nacionalismo español muy marcado, de españolismo. Una tierra donde sólo hay un colectivo que se cree superior a los demás colectivos y que ha decidido no integrarse en Catalunya”. También manifiesta que hay habitantes que “te dicen con gran satisfacción que ya llevan viviendo aquí cuarenta, cincuenta años y no entienden ni una palabra de catalán” y remarca que “para reivindicar España hoy reivindican su derecho a la ignorancia, a no saber el catalán, una lengua que ven sólo como un estorbo y que por eso lo combaten, atacando la inmersión lingüística”.
El articulista señala que “salvando algunas, quizás numerosas excepciones, el colectivo castellanohablante es el único colectivo inmigrante que tiene la arrogancia de vivir en Cornellà como vivía Chiquito de la Calzada en Tokio, prácticamente como si no se hubiera movido de casa, de la casa de los orígenes de España y olé, una tierra mítica que no se puede dejar de venerar como en una religión extraña”. “Cornellà no tiene mucho de plural ni de diversa”, remacha.
Jordi Galves describe el municipio como “un lugar salvaje, deprimido y castigado por las diversas crisis, del que todo el que puede se va y se olvida, un territorio que hace bandera del adoctrinamiento españolista, del odio a los que no son como ellos, donde prolifera la ley del más fuerte, la violencia en todas sus formas, la ultraderecha, el sexismo, el resentimiento permanente del inmigrante que no quiere dejarlo nunca de ser, que no quiere nunca aceptar que ya vive en Catalunya y que Catalunya ya se ha convertido en su propia casa”.
Finalmente, remarca que “yo nací y viví muchos años muy cerca de Cornellà, y a los catalanohablantes, excelencia, nos señalabais con el dedo” y añade que “yo he conocido un encendido desprecio por Catalunya en esta tierra plural y diversa de Cornellà donde la cultura era sólo un desagradable distintivo de ricos, una marca de disidencia, donde además la cultura catalana era vista como una imposición intolerable de una gente desconocida a la que se odiaba o se despreciaba”.
Fuente: http://comunicacion.e-noticies.es/cornella-tierra-colonizada-113973.html