José Medina Pedregosa.- El jurista romano Ulpiano definió a la Justica como la voluntad de tratar a cada cual como se merece “honeste vivere, alterum non laedere et sunn quique tribuere” vive honestamente, no hagas daño a nadie y da a cada uno lo suyo” Cada día que pasa nos llegan datos que nos dejan con el pensamiento mirándonos en el ideal de cada persona honrada. Poco a poco el cimbalillo de la prensa va sonando, su tañer resuena hasta que su eco se va por lo ancho de nuestra geografía hispana. Son las noticias escapadas de un plumífero, en donde las cincela sobre el papel como si no tuviera importancia.

    
Nosotros, los que no jugamos en la mesa de póker debemos hacernos un concienzudo examen de conciencia. “a qué jugamos los honrados y sufridos españolitos de a pie? Siempre que uno garabatea algo en su cabeza, lo piensa y lo escribe. Sobre este manido no he tenido que arrinconar nada en mis pensamientos, ni tan siquiera aderezarlos en un apunte

Yo creía que para presentarse a unas elecciones, sea el cargo que sea las personas deberían tener, al menos, y para la propia persona un mínimo de vergüenza o temor de hacer el ridículo, pero el que nace lechón muere cochino. No sé qué ha podido pasar en España para que tengamos tantos perrunos—la perruna, mantecado, es de sabor dulce—el perruno es de sabor amargo. El perrúnos, los pringaos y espeluznaos hombrecillos se han ido a ver la noria de Bruselas, han llegado a esta capital en plan arate, es decir, se están columpiando y lo que te rondaré morena, de tal manera, que no necesitarán la noria para distraerse. Mira que en este mundo hay zoquetes, pero mira por donde a Cataluña le ha tocado el premio gordo de la desgracia

Puigdemont ha dicho desde Bruselas que no volverán a España mientras no haya garantías jurídicas y de seguridad. Esta y otras definiciones estrambóticas, llenas de mentiras me hacen reflexionar sobre mis primeras líneas, ya que, como he visto, al parecer que entre todos estamos manoseando la constitución de tal manera que de tanto leerlo estos días, la hemos llenado de suciedad entre todos los españoles.

El tal Puigdemont como el pequeño saltamontes, este insigne atolondrado personaje se ha marchado a la capital europea con cinco guardaespaldas. La cobardía y mezquindad de este personaje, su leyenda cuando se escriba, almacenará tal cantidad de sorpresas que nos llenará aún más su cobardía en la mente de todos los españoles y todos los catalanes. Poco a poco estamos viendo la ley actuar de tal manera que poquito a poquito se va llenando los expedientes con razones jurídicas para estos sediciosos y revolucionarios catalanes. Las lumbreras y chiribaila de este encumbrado sultán de pacotilla, si no ocurre—lo que creo que ocurrirá—le traerán a España como si fuera un Lute cualquiera, como un delincuente. Llegado a estos últimos párrafos escritos de estos sucesos en Cataluña me pregunto, ¿Po qué hemos llegado hasta aquí? Pues muy sencillo porque aquí en verano e incluso en otoño se duerme la siesta.