Gabriel Muñoz Cascos.- Tal como lo creo, lo escribo. Pienso que aquellos que pretendían tomar el cielo por asalto van camino del peor de los fracasos. Y es así, porque en el mundo en que vivimos hay más y mejores procedimientos para alcanzar las metas; siempre -claro está- que sean metas nobles. Los asaltos son ya casi olvidada historia, que en estos tiempos están fuera de lugar. La democracia ha de basarse en buscar el interés general sin tener que forzar voluntades. Ese es el mejor de los caminos.
Quienes buscan el enfrentamiento, del modo que algunos lo practican, tienen -para su desgracia- un negro porvenir y van camino de la nada. Porque, afortunadamente, la mayoría del pueblo español no está formado, como alguien dice, por un ejército de desinformados que confían en quienes les hacen falsas promesas, y aseguran resolver lo difícil tan solo con cambiar de ideología. Muy al contrario, los españoles, en su mayoría, somos conscientes de que la rectitud, la verdad y el trabajo honesto, son el mejor camino para una convivencia en paz. Que es, precisamente, a lo que todos los pueblos del mundo aspiran y, sin duda, necesitan.
Porque no se puede transitar por malos senderos, sin sufrir alguna que otra contusión. Porque es mejor saber cada cual de lo que es capaz, en vez de creerse el rey del mundo. Porque es más leal, conocer hasta dónde somos capaces de llegar, para actuar con rectitud. Porque no todas las metas que nos propongamos son alcanzables. Porque las leyes -aunque duelan- están para cumplirlas. Porque con algaradas y sinrazones nada bueno se alcanza. Y, porque, siempre, la verdad, las buenas maneras y el respeto por los demás, es más rentable que la confrontación y las mentiras maquilladas con falsos oropeles.
