@Ferfersix.- Quizás, sólo quizás, todos los problemas en los que está desembocando la democracia española, vienen de su nacimiento, probablemente la parte más difícil, los demás en su desarrollo, y en las cesiones que, una tras otra, se han ido concediendo a los distintos territorios, dependiendo de las necesidades políticas del gobierno de turno.

Muchas partes iniciales de la Constitución, son injustas y arbitrarias, quizás buscando en ese momento una equivocada compensación a los supuestamente perjudicados por el régimen franquista, como si la derrota en la guerra tuviera que tener alguna compensación, y no sólo eso, sino un reconocimiento de victoria.

También es posible que confiando en la buena fe de todos los políticos del futuro, creyendo que no habría egoísmos, y por supuesto en la altura de miras de todos los servidores públicos. No contemplaron que se podrían legalizar partidos que estuvieran contra la unidad y el progreso de España.

Para empezar no parece muy democrático un sistema de votación en el que depende del territorio en el que residas, tu decisión puede valer el doble o el triple que en otra. Formaciones políticas con más de un millón de votos, obtienen una sola representación parlamentaria, y otras con sólo 400.000 votos consiguen 7 sillones.

Es este principio, el que ha hecho a lo largo de los años, que esos territorios fueran más decisivos que otros, obteniendo a cambio de gobernabilidad, ventajas de todo tipo, que han utilizado para diferenciarse, para creerse superiores a los demás.

De tal suerte, que las llamadas comunidades históricas, que por otra parte son las menos históricas de las comunidades, se empiezan a creer superiores, y a lo largo de la historia han ido consiguiendo privilegios que les hacen sentirse superiores a los demás y no conformes con eso, intentan convencer a todos de que es así, y muchos lo aceptan como verdad.

Catalanes y vascos aluden a un “hecho diferencial”, ellos son diferentes y por eso tienen que tener más derechos que los demás, son más altos, más fuertes, y además tienen un idioma, alguno de ellos medio inventado, porque nunca jamás se ha utilizado entre su pueblo, transforman su historia si es necesario, para demostrar a todos que ellos son diferentes.

Catalanes y vascos, (de momento), son más creativos, más resistentes, más originales, más fuertes, y diferentes a los demás, por eso se pueden permitir tener equipos de fútbol que no admiten jugadores de otras comunidades, echar a 14 niños que escogieron por su talento, porque no son vascos, y eso es visto como pureza, como bravura, como la raza aria al fin y al cabo, ellos son diferentes, son… vascos, y catalanes, y el resto de España les roba, por eso tienen un sistema de financiación diferente, pagan como ellos quieren y cuando ellos quieren, y lo negocian todo, porque ellos son diferentes. Cuando el resto de las comunidades autónomas se dan cuenta de las ventajas de “ser diferente”, se irán apuntando al privilegio, hasta conseguir como ya está sucediendo 17 taifas, que por egoísmo van destruyendo la convivencia y haciendo resaltar las diferencias en vez de la historia que nos une y nos hace grandes.

El desafío catalán nos da la oportunidad de retomar la democracia, la verdadera democracia, la de hacer a todos diferentes pero iguales ante la Ley, y mientras estas sencillas leyes no se cambien España siempre será un país inestable, sin un marco legar definido y que podrá cambiar dependiendo del antojo del que en ese momento necesite escaños para gobernar.

Ahora, hay que esperar que los que nos gobiernan ahora, en este preciso instante, aprovechen esta oportunidad histórica.

Así de sencillo. En España, tenemos y aceptamos, el nazismo como animal democrático.