Redacción.-  Los expertos en hacer lo mismo que dicen a los demás que no hagan, Podemos, han aprovechado el momento de confusión y despiste generado por el pleno del parlamento de Cataluña para hacer algo que tienen el descaro de criticar en otros, como siempre. Mientras por un lado le están pidiendo a Rajoy y al Gobierno el diálogo con los golpistas catalanes y que no se inhabilite a los delincuentes, por otro están haciendo eso precisamente en su partido.

Podemos a inhabilitado a su ex presidenta de su comisión de garantías, Olga Jiménez, durante un periodo de tres años por unas criticas vertidas hacia el partido.

El conflicto comenzó el pasado 25 de julio, cuando la ejecutiva de Pablo Iglesias aprobó unos nuevos estatutos que cambian puntos clave de las normas del partido sin someterlo a la votación de las bases. Entre otras medidas, crean un nuevo régimen disciplinario que castiga férreamente las filtraciones a la prensa de asuntos internos del partido. El 28 de julio, la comisión de garantías estatal del partido se reúne y emite un dictamen —que luego sería cuestionado por otros miembros de la comisión, por una disputa sobre si los suplentes tienen o no derecho a voto— que anula parte de esos estatutos. El órgano está formado por cinco titulares y cinco suplentes.

Apenas 13 días después de que Jiménez promoviera en el seno de la comisión que presidía ese dictamen contrario a la nueva norma de la ejecutiva de Iglesias, esa misma ejecutiva le abre un expediente disciplinario, tras una denuncia de otros tres miembros de la comisión. El 10 de agosto, el mismo día que recibe la denuncia contra la presidenta, la ejecutiva se reúne telemáticamente y autoriza la apertura de expediente contra ella por “posible incumplimiento de la reglamentación vigente, código ético y acuerdos de la asamblea ciudadana”. Desde ese momento Jiménez está suspendida de sus funciones.

Como es ya vergonzosamente habitual en Podemos, así siguen, con el “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”.