Pero para el gobierno trastornado y golpista existe algo mucho más importante que cualquier consideración económica, cultural, o de bienestar de sus habitantes. Los golpistas y sus tontos útiles sienten una verdadera adoración por un único dios: el dios Estado. Una auténtica masa cretinizada saldrán hoy con velas para pedir la puesta en libertad de dos políticos presos, que no presos políticos. Se trata de volver a utilizar la única arma de los cobardes: el victimismo. Hoy les toca portarse bien y no herir a ningún miembro de las fuerzas del orden, donde los mossos brillan por su ausencia; destrozar ningún coche de la policía nacional o de la guardia civil. Los seguidores de los golpistas seguirán al pie de la letra las instrucciones con disciplina espartana: su dios estado así se lo ordena. El día que toque violencia ejecutarán las órdenes con el mismo ciego fanatismo, tal como ya ha quedado más que demostrado. Mientras, este victimismo hábilmente difundido por sus potentes correas de trasmisión les presentan como el pueblo oprimido por España; y siempre hay majaderos que pican u oportunistas que se apuntan a la fiesta. Tal es el caso de la premio Nóbel de la paz Rigoberta Menchu apuntada a la farsa del indianismo que aviva la leyenda negra contra España y defendiendo el independentismo catalán. Pero qué se puede esperar de una absoluta ignorante pontificando sobre lo que ocurre en España y haciéndolo junto a Maduro. ¡Qué bajo han caído algunos premios nóbeles. Propongo a Puigdemont como futuro Premio Nóbel de lo que sea. Seguro que si puede se lo compra! Pagan los españoles.
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El infierno que han montado Puigdemont y sus acólitos, Editorial El Diestro
Puigdemont y sus acólitos quieren continuar viviendo en una realidad paralela. Les tiene sin cuidado el desierto industrial que será tan difícil de recuperar, el gélido páramo financiero que ya empezamos a sentir los catalanes, y el territorio cultural baldío de tierra quemada; y como muestra otro triste botón: hoy mismo Pastas Gallo se va a Córdoba por la falta de seguridad jurídica, y el lotero internacionalmente conocido de la Bruixa d’Or traslada a Aragón su razón social y a Madrid su razón fiscal. Un torpedo más en la línea de flotación económica catalana dentro de una gigantesca estampida de empresas y bancos huyendo de la inseguridad jurídica. No creo que a los inversores de esas empresas les subyugue demasiado la idea de que sean nacionalizadas o sufrir corralitos.