Redacción.- No dejan de sorprendernos las salidas de pata de banco de Gerard Piqué. Si el otro día cuando estaba todavía en Barcelona fue uno de los rostros famosos del referéndum ilegal con su voto, sus lloros y sus ataques a España y a la Policía y Guardia Civil, parece que todo cambia cuando llega a Madrid a incorporarse con la Selección Española y recibe los abucheos y pitos de la afición.
Así se nos despacha ahora el independentista llorón cuando está en lo que para él debe ser territorio hostil:
“Es imposible poner en duda mi compromiso con la selección”.
“Yo sólo quiero hablar, solucionar los problemas. Preguntad todos”.
“Me duele que haya duda de mi compromiso con la Selección”.
“Me siento muy orgulloso de estar aquí en la selección española, con estos jugadores”.
“No me quiero ir por la puerta de atrás. Llevo aquí un tercio de mi vida. Este equipo son como mi familia”.
“He intentado hablar de lo que pienso pero nunca me he posicionado en ningún bando. Solo creo que la gente tiene que poder votar”.
Estas son algunas de las frases de sus declaraciones. Bien, en Piqué siempre existe una gran duda, la de si es demasiado listo o demasiado tonto, nosotros nos inclinamos por lo primero, demasiado listo. Desde el minuto cero él, y todos los que participaron de la farsa del 1 de Octubre, sabían que estaban participando en lago ilegal y que la policía iba a tratar de impedirlo.
Los lloros, las palabras que dijo durante esos lloros quien estuvo empeñado en que el partido del Barcelona se suspendiera para “que todo el mundo se diera cuenta de lo que pasaba” no tienen perdón. Los ataques que hizo contra los miembros de las CFSE del estado, quienes poco después se iban a encargar de protegerle en Madrid, mucho menos, puesto que además estaban cumpliendo con su trabajo.
Que ahora nos venga con estas paparruchas, con estas frases de “bienqueda” no nos dice nada, solo que seguir en la selección española le interesa por un motivo material, dinero o prestigio, sea el que sea. Pero que no solo le da igual, también en el fondo de su corazón la desprecia, como nos dejó bien claro en Barcelona. No es que nadie te tenga que echar de la selección, Piqué, es que te tendrías que haber ido tú, si tuvieras esos principios de los que tanto presumes pero que brillan por su ausencia. Menudo malabarismo saliéndose por la tangente o contestando una cosa y la contraria en la misma semana.