José Medina Pedregosa.- Cualquier persona, por muy torpe en legislaciones e incluso leyendo nuestra carta magna—nuestra constitución—sabemos que la bravuconería de estos amenazantes y malandrines e insumisos catalanes se están riendo en las barbas de toda la autoridad y potestad que les da nuestra vigente legislación a todo cuanto atañe todas las declaraciones que día a día nos machacan con esta manida disgregación de Cataluña con España. No sé por qué, tanto el Estado como la ley se la cogen con papel de fumar, lo mejor sería—nunca es tarde si la dicha es buena, aunque ya es tarde—hace tiempo que se podría haber cogido la sartén por el mango, ya que pudiera pasar de todo con estos fuera de la ley que desafían a todo el estado de derecho y a toda la democracia, en una palabra, a toda la nación española.
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Estas ideas y toda esta farsa alimentada y desairada a la nación a que nos tienen sometidos estos catalanes, no es ni más ni menos un boceto, un bosquejo para lo que se supone preparado. Están esperando que ocurra lo que mi mente y la de la mayoría del resto de los españoles no deseamos. Esto de que podrían declarar la secesión a las 48 horas del recuento de los votantes, es mentira, es un sainete, como aquel jugador que se jugó toda su fortuna en un casino sin tener cartas para ganar, ya que, con esta jugada de maestro sus vecinos de mesa, no le fueron al envite. Los jurisconsultos y el gobierno les están dando vaselina y palmaditas en las espaldas a los rufianes de turno del pueblo catalán que, como he dicho antes, con esta ilegalidad en toda regla desafían a todo un estado de derecho.
Abriendo mucho los ojos, veo que los poderes públicos no conocen como se las gastan estos separatistas catalanes ya que, la buenhomía del estado les repele —no quisiera pensar otra cosa—de los poderes públicos, aunque a decir verdad, les es están dando alas para volar a sus anchas. Tantos legajos me suenan a chino, a no ser que, estén escritos y estén firmados en castellano y no los entiendan estos separatistas. Quisiera equivocarme y no pasarme de listo: Dios no lo quiera, la complacencia que se les está dando a estos insurrectos pudiera costarnos muy caro al resto de España.