cambio climático
 Y ojo, que me voy a referir a la “ideología del cambio climático”, que aunque lo parezca, no es exactamente lo mismo que la “teoría del cambio climático”, un tema sobre el que me extenderé algún día, con el permiso de Vds.

Esto dicho, lo cierto es que cada vez con mayor nitidez se detecta una estrategia claramente definida para la implantación e imposición de la Ideología del Cambio limáticoque tiene como vehículo fundamental los diversos telediarios de cada día en cada cadena. Esta estrategia queda definida por los siguientes instrumentos.

1º.- El tiempo atmosférico ha dejado de ser la noticia anecdótica del final del telediario, -concebida, como lo fue, desde los años 60 hasta el final de siglo para proporcionar una información útil al espectador y, al mismo tiempo, aliviar un poco el espesor de las pesadas noticias que formaban parte del informativo-, para pasar a ser tema de portada, algo para lo que ni siquiera necesita salirse de la normalidad. Vamos, que un calor en verano, un frío en invierno, nos valen perfectamente. En otras palabras, que ya no hace falta que “el niño muerda al perro” para ser noticia, ahora nos vale con que “el perro muerda al niño”.

2º.- El tiempo metafísico otorgado al tiempo meteorológico en cada telediario se ha multiplicado por tres, por cuatro o hasta por cinco, pues además de la reseña en portada y un tratamiento inusitadamente largo en el cuerpo del telediario, no por ello ha dejado de tener su sección específicamente dedicada al final del mismo, la cual por cierto, también ha multiplicado su minutaje por dos o por tres. En algunos telediarios, -¡ojo! ¡y sin necesidad de que se haya producido catástrofe alguna!-, el tiempo puede ocupar perfectamente el 25-33% de su duración.

3º.- Los grados que alcanza la temperatura o los litros de agua por metro cuadrado que dejan lluvias o nieves, ya no son la unidad que marca la meteorología, sino las “alarmas”: alarma roja, alarma naranja, alarma amarilla, se convierten en la unidad que define la meteorología de cada día. Una alarma roja, naranja, amarilla, que es, invariablemente, de calor en verano y de frío en invierno, que si fuera al revés, y de acuerdo, una vez más, con el primer axioma del periodista, el del niño que muerde al perro, aún podría ser comprensible… pero no, como digo, siempre de calor en verano y de frío en invierno.

4º.- La noticia sobre el tiempo meteorológico va invariablemente acompañada por una encuesta en la calle, en la que, también invariablemente, nos encontramos con gente cabreada (pero con buen rollito, eso sí): los que se cabrean de que haga calor en verano, los que se cabrean porque hace frío en invierno. Frases del jaez de “nos lo estamos cargando”, “esto no hay quien lo soporte”, “algo así no lo habíamos visto nunca”, son las favoritas de los transeúntes elegidos para salir en el telediario… ¡¡¡a veces me pregunto si serán actores!!! De vez en cuando sale alguno que dice: “pero oiga, si estamos en agosto, ¿qué quiere Vd. que haga sino calor?”. Normalmente se trata de un señor horondo y muy feo, con un acento regional poderoso, con camiseta de las de sin mangas, y hasta con dificultad de dicción, si puede salir fumando, mejor… Semejante dispendio, sin embargo, sólo nos lo permiten una vez por quincena, una vez a la semana como mucho, y desde luego, acompañado de varios testimonios de gente muy guay y de los del tipo “nos lo estamos cargando”.

5º.- Se acompaña también la noticia, invariablemente, de una estadística, del tipo de las siguientes: “¡¡¡Se trata del séptimo año más caluroso en los últimos veinte!!!”. “¡¡¡Es el cuarto año más lluvioso en los últimos ocho y medio!!!” (como si algún año no pudiera ser el séptimo o el cuarto). O incluso algo más complicadas: “¡¡¡De los últimos cinco años, tres se han situado entre los diez más ventosos de los últimos quince!!!!”. Formuladas, eso sí, como todo, en tono de alarma. Pero con buen rollito ¿eh? El buen rollito (lo que quiera que sea eso) que no falte.

6º.- Por último, se acompaña la noticia de catastróficas predicciones, realizadas por “grandes expertos” cuyos nombres nunca nos dicen, para el tiempo que ha de venir. ¿Se acuerdan Vds. del verano infernal que cuando la estación empezó en junio, con algo más calor del habitual, nos pronosticaron? Yo, la verdad, recuerdo pocos veranos más frescos que éste que ya se acaba. Catastróficas predicciones de las que, por cierto, se tira machaconamente cuando, de vez en cuando, aciertan; pero de las que luego nadie se acuerda, ni falta que hace, cuando, como acostumbra a suceder, tienen poco que ver con lo pronosticado. Quien no adivina el tiempo que va a hacer en el plazo de un mes, a menudo ni siquiera el que va hacer mañana… ¡¡¡y nos dice lo que va a ocurrir dentro de un siglo!!!

Han visto, ¿no? Pues así… ¡¡¡todos los santos días!!! ¡¡¡Todos los santos días, en todos los telediarios, de todas las cadenas!!! ¡Con lo que cuesta el minuto de televisión!

Yo me imagino que en esto, como en todo, habrá un grupo de iniciados, en este caso políticos y periodistas, perfectamente conscientes de que existe una estrategia para imponer la Ideología del Cambio Climático y de la necesidad de utilizarla. Seguramente serán los menos.

Un segundo grupo de periodistas, puede que hasta se crean que es muy grave que haga calor en verano y frío en invierno, y paren y paren noticias climáticas sin ni siquiera ser conscientes de estar sirviendo a la estrategia que aquí denunciamos.

Y un tercer grupo de periodistas, los más, ni siquiera sepan que se puede hacer un buen telediario sin necesidad de alarmarnos sistemáticamente con el meteoro correspondiente a cada día.

Fuente http://www.religionenlibertad.com/estrategia-para-imponer-ideologia-del-cambio-climatico-59105.htm