Gabriel Muñoz Cascos.- Ahora que reverdecen, al menos aquí en Córdoba, las protestas por la aplicación en del Impuesto sobre Sucesiones, me parece oportuno expresar mi opinión sobre dicho impuesto y -ya que estamos- sobre el IRPF, más conocido por todos. En Andalucía, la reivindicación sobre el impuesto sobre Sucesiones tiene, a mi modo de ver, dos vertientes. Una, la aplicación, per sé, del impuesto en toda España y dos, la “especial” aplicación en nuestra comunidad autónoma.
Vayamos con la segunda cuestión: Si en España, teóricamente, todos somos iguales ante la Ley, y existe este tributo, se debe aplicar en todos sitios con el mismo tipo impositivo. De tal manera que, si una comunidad aplica ciertas ventajas, todas las demás comunidades, ipso facto, deberán hacer lo mismo. Porque no es justo, por ejemplo, que en Madrid se pague el 99% menos de lo que pagamos en Andalucía. La primera (y más importante) vertiente es la de la continuidad de este impuesto en España cuando, además de ser injusto, como han señalado prestigiosos especialistas, son ya muy pocos los países que lo están aplicando.
Creo que es la hora de seguir insistiendo. Pero aprovechando que el Guadalquivir pasa por Córdoba, y que soy un jubilado que ha cotizado a la Seguridad Social durante ¡¡53 años!! entiendo (basado en opiniones muy autorizadas), que: las cantidades cotizadas han de entenderse como un ahorro conseguido a lo largo de esos años. Y que la percepción que recibe un jubilado no es (ni conceptualmente ni en la práctica) una renta del trabajo, sino la devolución de un ahorro conseguido (euro a euro) con sus sacrificadas aportaciones a lo largo del tiempo. ¿Alguien se atreve a trabajar conmigo en esta interesante idea? ¡¡¡Pues aquí me tiene!!!