Gabriel Muñoz Cascos.- No nos equivoquemos. Los dirigentes del PNV, al “juntarse” con PODEMOS Y PSOE para “meter el dedo en el ojo de Rajoy” por el asunto de la llamada trama Gürtel, han dejado al descubierto su poca categoría y mala intención. Para justificar lo injustificable han dicho con el descaro acostumbrado “no somos coalición”. Sin embargo, cuando les conviene son algo más que coalición; son “casi hermanos”. Solo existe una pequeña diferencia: que, en esos supuestos de hermandad, hay muchísimos millones de euros por medio. Dicho en román paladino, que actúan como repugnantes mercenarios. Perdón, mercenarios no. El calificativo adecuado es el de “terroristas político-económicos”. Ellos saben muy bien (porque no son tontos, sino despreciables) que la investigación del caso Gürtel se inició hace diez años y que Rajoy no pintó nada en él. Igualmente saben que Rajoy, que ha declarado ante la justicia (personalmente por el capricho de los jueces y por primera vez un presidente de gobierno) como testigo, ninguna responsabilidad tiene en este asunto.
Entonces ¿por qué esta nauseabunda adhesión? Muy fácil, es tan interesada como las demás, aunque sea una operación tan antidemocrática como inútil. De nuevo quieren ver al presidente del gobierno declarando en el parlamento y soportando toda clase de presiones de izquierdistas y separatistas, bien aderezado con los voceros de siempre. Y precisamente por un asunto que está en los Tribunales que son los encargados de dictar sentencia. A los del PNV jamás los he visto escudriñar en el asunto de los ERE ni en cuestiones de separatismo o terrorismo, salvo algunas contadas consideraciones tipo “señorita Pepis” sobre “el conflicto”.
No nos equivoquemos, estos dirigentes son de los peor, aunque pongan cara de “buenos”, porque sus repugnantes acciones están a la vista de todos. Son verdaderos Judas a la hora de besar. ¡¡¡Menos mal que solo tienen cinco diputados en el Parlamento español !!!