G.M.C.- Tras mi primera entrega, voy a escribir sobre los desgraciados atentados del pasado día 17 en Cataluña. Y me atrevo a afirmar, en uso de mi libertad de pensamiento, que casi todo ha sido una actuación repugnante. Los mozos de escuadra (que chapurrean medianamente el catalán) han hecho un trabajo de principiantes con tal de no recurrir (¿por orden de quién?) a las fuerzas y cuerpos de seguridad de España.

    

Los torpes, no inspeccionaron el edificio que explosionó en Alanar. Si lo hubieran hecho, al ve rel impresionante arsenal de botellas de butano, se hubieran percibido que, no fue un accidente doméstico y se podría haber evitado lo de Las Ramblas. Los “autosuficientes” mozos de escuadra ignoraron (porque ellos son así) determinadas alertas que le llegaban desde Bélgica. Sin olvidar la irrespetuosa respuesta a la juez que insinuó el peligro de tanta bombona con un prepotente “señoría, usted exagera”.

Todo ha sido un puro frangollo, vestido -como siempre- como un éxito. Ada Colau, tan chapucera como los mozos, no quiso poner bolardos cuando se lo aconsejaron. Y luego …. la manifestación del sábado. La preparación de ese acto, de supuesta repulsa al terrorismo, fue en realidad un acto contra España y pro-independentista. Se programó (por exigencia de la CUP (que se ciscó en su promesa de no acudir si iban el Rey y Rajoy), con el beneplácito y la segura ayuda del gobierno catalán) abuchear al Rey y a Rajoy y consentir banderas y pancartas separatistas. Ya se encargó Puigdemont de precalentar el acto con una declaración previa al Financial Times hablando solo del referéndum del 1 de octubre.

    

Decididamente, Cataluña está enferma, por culpa de los rastreros y bastardos, Mas, Homs, Romeva, Puigdemont, Pujoles y un largo etcétera que llega hasta los Pirineos. Porque están llenos de veneno inoculado por las ratasindependentistas. Y ya se sabe, cuando hay una enfermedad incurable, hay que extirparla, cueste lo que cueste. ¡¡Ha llegado el momento!!