J.R. Domínguez.- Cuando pierdes el Norte, se dice que estás desorientado. Es importante en la vida conocer en cada momento de nuestra vida la orientación de nuestros pensamientos, de nuestros objetivos, de nuestras acciones a esos objetivos que queremos alcanzar. Los objetivos son diversos, pero han de estar entre ellos coordinados sin principio de no contradicción. Esto significa que ningún objetivo del programa de acciones sean contrarios. No soy de aquí ni he sido de allá, del PP. Pero hay algunos millones de votantes que se han tapado la nariz porque era lo menos malo, aunque oliera mal, pero peor huelen los demás partidos políticos, y es que esos millones ya no votan al PP.
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Pero en un Estado no sólo cuenta el sistema económico. Los ciudadanos, en la gran mayoría quieren bienestar humano y social. Y aquí están desorientados con medidas, dejaciones y vejaciones del bienestar humano. Que en la educación dice el PP que sí a las enseñanzas de género de ideología marxista y a la libertad de enseñanza se les persigue y judializa si los padres y el colegio se niega la enseñanza marxista del género – ejemplo la Cifuentes, ¡¡¡sra.!!!, el principio de no contradicción-; en la sanidad y justicia siguen aprobando y sancionando a favor del aborto, de recién fecundados que llegamos a 100.000 anuales en 2016, ejemplo en todo el Estado español, Sr. Catalá ideario con principio de no contradicción; en la vivienda hacen negocios con los bancos que permiten competir con las ventas/compras de pisos, dejando al mercado sin competencia de negocios, principio de no contradicción, y es más las viviendas sociales ni la promueven y son los agentes sociales de la caridad quienes desarrollan con dificultades de competencia libre dicho bienestar humano; y ahora le toca a la Religión, que no actúan los ministerios de competencia, con dejación de obligaciones de defender los derechos de la libertad religiosa de ejercicios públicos la Fé de los españoles cristianos católicos, ante ataques a capillas, iglesias, monjas, sacerdotes, fieles, y lo más grave a Nuestro Señor Sacramentado en los Sagrarios de nuestras Iglesias.
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