@jsobrevive.- Según recogen varios medios, los padres de Charlie Gard han decidido abandonar la batalla legal para intentar trasladar a su hijo a Estados Unidos e iniciar allí un tratamiento experimental. Según el abogado de la pareja “tristemente, el tiempo se ha agotado, los peores temores de los padres se han confirmado” y agregó, “ahora el tiempo para Charlie se ha agotado”. “A estos padres les esperan días negros por delante y desean atesorar el tiempo que les queda con Charlie, sin importar lo corto que pueda ser”, añadió el abogado que además apuntó que los padres de Charlie querían que de su caso se “aprendieran lecciones”.
No puede ser más dramática la situación por la que están atravesando estos pobres padres. Estar al lado de su hijo a la espera del fatal desenlace en un niño de, recordemos, tan solo once meses, tiene que ser un trago tan duro y amargo que solo quien lo sufre debe ser capaz de describir. Pero hay algo más e igual de triste, de esto nadie aprenderá lecciones. Las autoridades políticas y judiciales de Gran Bretaña, y de Europa en general, están demostrando una indolencia y una falta de sensibilidad hacia el sufrimiento de las personas que resulta terrible. Más aún cuando en casos como este se trata de la vida de un niño.
Se impone la cultura de la muerte, triunfa el aborto, la eutanasia, vence la cuenta de resultados sobre la vida del enfermo y de sus familias. Se habla mucho del derecho a la eutanasia, pero ante la vida de un niño de 11 meses, ¿quién puede decidir más que sus padres? En este caso la burocracia, los temas políticos y legales han provocado, van a provocar, una terrible tragedia, una de las más grandes, la pérdida de su bebé probablemente antes de que cumpla su primer año de vida.
Lo más triste de todo es que políticos, jueces y defensores de la muerte en general dirán que este era el final previsto del niño y que ellos ya lo habían advertido. ¿Y si les hubieran dado tiempo para haber intentado que esto no hubiera sido así? Sí, intentar salvar la vida de tu hijo. Se habla mucho de intentar superar adversidades, de que no hay nada imposible, todos nos hartamos de que nos intenten vender libros de auto-ayuda absurdos, pero parece que solo son válidos en el mundo laboral. En la vida parece que quieren convencernos que no vale la pena luchar, aunque sea por algo tan importante como la vida de tu propio hijo, la vida más importante para cualquier persona cuando se es padre.
Ahora los padres de Charlie han desistido, les han aburrido, les han amargado las pocas ilusiones que pudieran haber tenido justo ahora que desde Estados Unidos estaban dispuestos a intentar ayudarles. Sí, Estados Unidos, ese país dirigido por alguien a quien los medios de comunicación y la clase política europea nos pretenden vender como un ogro. Pero un ogro que está demostrando mucho más corazón y empatía por la gente que sufre que quiénes nos gobiernan en este cada vez más patético, echado a perder y viejo, en el peor sentido, continente. Por mal camino vamos.