El Diestro.- La carrera política en España se ha convertido en un caldo de cultivo abonado y preparado solo para mediocres. No importa de qué partido político se trate, cuanto más se pueda medrar o hacer la pelota, mejor, ahí estará el mediocre para dorar la píldora a quien haga falta y así seguir ascendiendo o manteniéndose en un cómodo puesto que le asegure una vida acomodada. Tanto nos hemos acostumbrado a esto que hasta los votantes nos conformamos votando, no al mejor, sino al que cada uno de nosotros considera el menos malo.

data-ad-format=”auto” data-ad-slot=”7261816399″ style=”display: block;”>

Todos esos mediocres tienen un denominador común, su ambición desmedida y sus ansias de poder.Todos ellos tienen claras sus verdaderas posibilidades y la mayoría de ellos saben que nunca conseguirán sus objetivos con el apoyo de las urnas. Como eso es algo que saben de sobra intentan conseguir esos objetivos por medios más o menos lícitos y sobre todo intentando aniquilar al contrario como sea, con ataques artificiales y desmedidos intentando generar sospechas, aunque sean infundadas, y provocando con ellas la pérdida de confianza y un artificioso “clamor popular” que le obligue a irse a su casa.

data-ad-format=”auto” data-ad-slot=”7261816399″ style=”display: block;”>

Para ello busca apoyos y ayudas donde haga falta, se inventa noticias, se inventa delitos e incluso manipula la información con un único fin, alcanzar su objetivo, alcanzar el poder. Ya era demasiado poca la credibilidad de esta falsa democracia, pero todo lo que está sucediendo en los últimos tiempos está terminando de aniquilarla. Asistimos a golpes de estado diarios, asistimos a un intento de descabezar al poder y de hacerle irse sea como sea. Para ello se está utilizando a estamentos judiciales y policiales, que aplican la ley de una forma u otra en función a quien sea el acusado. Nada bueno puede venir de alguien que intenta conseguir el poder de esa forma. Tiempo al tiempo.