Gabriel Muñoz Cascos.- Dos propuestas razonables son la que hoy quiero hacer ante la opinión pública, con respeto exquisito -como es mi costumbre- a todas las corrientes, de buena fe, existentes en el mundo entero, pero buscando a la vez la más elemental equidad y justicia. El motivo es la proximidad de la celebración del llamado día del “Orgullo Gay”. Para ello he buscado las cifras de las personas que tienen en nuestra patria esa orientación sexual, para saber el porcentaje que representa sobre el total de la población de España.
Según las fuentes consultadas, que no entro a discutir, de un total de cuarenta y siete millones de españoles, el colectivo gay asciende a cuatro millones. O lo que es lo mismo, el 8,5%. Por consiguiente, el número de los restantes españoles que no forman parte de ese grupo (que podríamos llamar heterosexuales) suman cuarenta y tres millones. Es decir, el 91,5%.
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Ante estos datos planteo la primera propuesta: ¿Por qué no se establece también, por quien corresponda, el día de la “Arrogancia Heterosexual? Porque, como es sabido, todos somos iguales ante la Ley, sin discriminación de clase alguna. Y, por tanto, las dos organizaciones deberían recibir las mismas subvenciones y protección. Con la diferencia -naturalmente- de la cuantía, que debe ser proporcional a los porcentajes antes señalados.
Y la segunda propuesta que hago es la siguiente: Que en las celebraciones que se establezcan por uno y otro grupo, se vigile y controle, con exquisito celo, por parte de las autoridades competentes, para que no se politicen esas legítimas expresiones festivas, ni se produzcan exhibiciones, comentarios o actitudes, contrarias al decoro y al buen gusto, con respeto absoluto para el sentir de todos los ciudadanos y sus creencias. ¿Es mucho pedir?
GABRIEL MUÑOZ CASCOS
CÓRDOBA
CÓRDOBA