Ando algo desubicado últimamente. La cafetería, el refugio de silencio donde la “gente rara” del pueblo nos reuníamos ha sucumbido instalando tal pantallón gigante que cubre toda una pared.De aquel remanso de paz solo queda ya el recuerdo de gloriosas “tardes de no fútbol”, de plácida lectura de prensa, de agradables tertulias con música de fondo imposible de encontrar incluso en nuestra metrópolis Castellón, amén de un aroma a café que se intuía y ya disfrutábamos incluso antes de entrar en el local.
El paisaje durante las “pruebas técnicas” del artilugio en cuestión fue desolador. Coincidió con el final de una emisión de un “Salvamé” (como dice Carmen, la dueña del local, con acento en la “e”) y la parroquia hacía sangre de la envergadura del careto de Belén Esteban que tan monumental pantalla ofrecía cebándose en lo mal conservada que se veía pese a las toneladas de maquillaje que seguramente debía llevar encima.
Mi estreno, el oficial, del susodicho artefacto fue con el ‘tangazo’ que TVE nos brindó con El Festival de Eurovisión y … en fin, como ya inmortalicé en su día en Twitter, la parte que más me interesa de él, por no decir que la única: su sintonía, más que un suspiro duró… medio suspiro o … incluso menos.
Esta sintonía del Festival no es sino el preludio del motete polífonico “Te Deum “ del compositor del barroco francés Marc- Antoine de Charpentier.
Un motete, para los profanos, es una composición musical polifónica de carácter religiosa que nació en el siglo XIII y se desarrolló hasta finales del XVII.
El “Te Deum H 146 en Re Mayor” ,como motete que es , es una obra sacra en diez partes de la cual, la más conocida (por no decir la única conocida) es la primera: su preludio.
El “Te Deum” de Charpentier está compuesto para ocho solistas y coro acompañados instrumentalmente por cuerda (violín, viola, y contrabajo), viento (flauta, oboe, y trompeta), percusión (timbal) y órgano como ‘bajo continuo’.
La obra fue compuesta a finales del siglo XVII e interpretada ( que se sepa) por única vez para conmemorar el triunfo del ejército del Reino de Francia en la batalla de Steinkerque sobre Guillermo de Orange. De hecho, Te Deum ( del latín ‘A ti, Dios’) es un himno tradicional cristiano de acción de gracias.
Tras la muerte de su compositor, el legado musical de Charpentier cayó en manos de familiares que, en 1724 lo donaron al fondo de archivo de la Biblioteca Nacional de Francia donde, pese a estar en muy buen recaudo cayó en el olvido, de hecho hasta, nada más y nada menos , 1953 cuando casualmente un sacerdote belga, en la inmensidad del archivo francés, dio con él.
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Carl de Nys , que era el curita en cuestión, dio a conocer su descubrimiento en la Radio y Televisión Francesa donde era colaborador . El ‘Te Deum’ fue “ reestrenado” doscientos años después por la Chorale des Jeunesses musicales de Francia y la orquesta de cámara de conciertos Pasdeloup bajo la dirección de Louis Martini y, tal fue el éxito del mismo que la Unión Europea de Radiodifusión (UER) en 1954 adoptó su magnífico preludio como cabecera oficial de sus conexiones para en 1956, tras ser utilizado en el Festival de Eurovisión, hacerse inmensamente popular.
Es además el himno del Torneo de las Seis Naciones de rugby e incluso ha sido adoptado por el cine en películas como “Una casa de locos”.