La victoria de Sánchez es el catalizador que hará estallar por los aires el experimento que el PP lleva sosteniendo mucho tiempo, aquel que llamaron “gran coalición” que condicionaba la estabilidad de España al apoyo de un supuesto sector moderado de un PSOE que lleva 40 años levantando el puño y cantando la internacional.
Algunas voces ya avisaron de que el experimento se les había ido de las manos a los gurús del PP, Esperanza Aguirre en su libro, en 13tv, en Interviú, reconocía que “algún gurú, del que no daba el nombre porque todos lo sabían, decidió aupar a los chicos de Podemos porque así perjudicaban al PSOE”, Rosa Díez en una entrevista en El Español dice que “Podemos era un instrumento creado para rebajar las pretensiones de PSOE ante una posible gran coalición PP-PSOE y se les ha ido de las manos”, y hasta en una conversaciones filtrada del caso Lezo, Mauricio Casals llega a decir “el sándwich al PSOE con la Sexta funciona de cine”, ese era el plan de Arriola y Rajoy, aupar a Podemos provocando una caída del PSOE, confiado en que el PSOE en su debilidad les apoyaría para salvar el negocio del bipartidismo a lo que el PP llamaba “responsabilidad con la estabilidad de España”.
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O se es ciego, o no se ha querido ver a pesar de que llevan 3 años diciendo que Podemos es lo mismo que PSOE, que tarde o temprano la alineación de PSOE y Podemos era inevitable, se ha obviado esa posibilidad a pesar de saber las graves consecuencias que puede traer para España, se ha jugado con el futuro de España como si la política fuese un juego de Quimicefa, y no, los reactivos con los que se está jugando son muy inestables y altamente inflamables, comunismo, secesionismo, terrorismo, inmigración ilegal, economía… una mezcla con alto poder de deflagración.
El regreso de Sánchez y su postura de “no es no” den por seguro que acabará con esta de por si frágil legislatura, y debido al férreo bloqueo de todos los partidos para evitar la entrada en el parlamento de partidos que de manera clara y firme, quieran hacer que se cumpla la constitución, las incesantes cesiones a los partidos nacionalistas apoyadas en lo que ellos llaman “consenso”, la variabilidad de algún partido de la nueva política y la insoportable incapacidad de la justicia española, todo apunta a que el experimento va a estallar y si alguien o algo no lo evita, España corre el riesgo de quemarse.