El Diestro.- Gabriel Rufián demuestra a diario que para ser político en este país y aspirar a una jubilación de oro no hace falta cerebro, hace falta mucha cara y poca vergüenza. La última del charnego independentista es este tuit.

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Pretende, Rufián, hablar más de la cuenta para que parezca que hace algo, cuando es la prueba evidente y con patas de que no solo no hace nada, es que ni quiere ni puede. Con sus típicas bravatas en el Congreso, o por Twitter, demuestra  que de argumentos anda bastante cortito y lo único que le sobra es mala educación y tontería.

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Debería intentar estudiar y aprender de lo que habla porque hay muchos votantes que, aunque equivocados, pusieron la papeleta con su nombre en la urna para que hiciera algo. Es Rufián un personaje que demuestra quererse mucho a sí mismo, con un narcisismo que está ya cerca de una enfermedad crónica.

Su cerebro no le daría ni para ir recogiendo porquería del suelo y le tenemos de parlamentario con su impresionante sueldo pagado por todos de los que intenta reírse y ofender continuamente. Tranquilo Rufián, no pasa nada, recuerda que no ofende quien quiere, solo quien puede y tú no puedes ni hacer la ‘O’ con un canuto,no solo porque no puedes, porque no sabes y eres tan vago que ni lo intentas.

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