El Diestro- Opinión

…y volviéndose (Don Quijote) á Sancho le dijo: la libertad, Sancho, es uno de los mas preciosos dones que á los hombres dieron los cielos: con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida. Don Quijote cap. LVIII de la primera parte.

La libertad no es un derecho porque un derecho es algo que lo da alguien o el Estado. En cambio, tal como afirma Don Quijote a su escudero Sancho, la libertad es un regalo de los dioses; es algo tan intrínseco, natural y perteneciente al hombre como el respirar. Nadie puede dar la libertad pues nadie tiene la legitimidad para darla; es algo que es tan propio como el brazo o cualquier parte del cuerpo.
En cambio, las ideologías están relacionadas no con la libertad sino con la igualdad y dependen de la importancia que cada ideología le dé a la igualdad. Al establecer gradaciones en la importancia que cada ideología da a la igualdad entramos en lo artificial: en sistemas ideados por el hombre para organizar sus formas de convivencia. Por lo tanto, al contraponer libertad vs. igualdad estamos comparando lo natural respecto a lo artificial. Es decir, el estado natural del hombre comparado con el estado artificial del hombre; tema al que Hobbes y los filósofos prácticos que le siguieron en el estudio de la filosofía política darían suma importancia.

Toda ideología resulta más inalcanzables, por utópica, cuanto más se aleje de la libertad y por ende se introduzca en la igualdad; y de ahí que todo el que profese una ideología está irremisiblemente condenado a la frustración: nunca conseguirá lo que desea. En las ideologías existen gradaciones artificiales que van desde aquellas que niegan la igualdad y piensan que los sistemas económicos se regulan por sí mismos como los sistema liberales hasta los totalmente intervencionistas por parte del Estado como los comunistas. A saber, la escala básica a considerar sería el liberalismo, socialismo y comunismo pasando por toda la gradación de grises que van desde el blanco al negro. Los liberales, claro está, creen que el Estado no debe intervenir en la vida pública y que cada uno se las arregle como pueda. En el otro extremo están los comunistas, que creen que las masas forman parte del Estado y es el Estado quien debe regularizador y controlarlo todo.

Por lo tanto, la primera conclusión es que cuanto más igualdad tengamos; esto es, más nos acerquemos al comunismo y por ende a la intervención del Estado en todos los aspectos de la vida del hombre nuestra libertad será menor. Así de claro: a más igualdad menos libertad y viceversa; a menos igualdad más libertad. La segunda conclusión es que libertad e igualdad son completamente incompatibles.

Dicen que en el término medio consiste la virtud, pero en este caso yo me inclino más hacia la libertad; siendo que la igualdad no me interesa para nada porque los experimentos del banco de prueba de la historia han demostrado fehacientemente que el comunismo o su primer paso, el socialismo, no solo no ha aportado igualdad sino que han sido fuente de muerte, desigualdad y sufrimiento además de un fracaso. Ahí está la historia del siglo xx para demostrarlo.