Parece que a Pablo Iglesias le gusta ser siempre protagonista de algo. Un día se va a visitar a su amigo delincuente a la cárcel. Al otro se da abrazos con los familiares de los proetarras agresores de dos Guardias Civiles en Alsásua y al de más allá, pues Dios dirá.
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Para este ser al que, recordemos, mantenemos todos a cuerpo de rey, el 99% de los españoles solo le servimos para mantener su escaño, su extraordinario tren de vida y su más que excesivo sueldo, Maleducado donde los haya. Iletrado, aunque lo camufle con su palabrería e inculto hasta decir basta necesita salir continuamente en los telediarios.
Parece mentira que haya cinco millones de españoles que tengan a este mindundi como si fuera una especie de Mesías. Esperemos que algún día esos cinco millones salgan de su, digamos, letargo y despierten a la realidad de lo que es realmente este sujeto, alguien que solo quiere vivir bien a cuenta de los demás.
En realidad esto es lo que le importa a este descendiente de Stalin España y los españoles.
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