La verdad hace daño a quien se cobija bajo la sombra de las verdades a medias, de la
mentira, de la desinformación… La Verdad fortalece a la sociedad civil y debilita a los sectarios. Pero no es cierto que “la verdad al final siempre triunfa”. Para que haya fuego algo o alguien tiene que encenderlo y para que la luz de la verdad brille sobre la
oscuridad de la mentira hay que encender esa luz.

El Diestro es un diario abierto a que participe la sociedad civil. Es un periódico escrito por la sociedad civil y para informar y formar a sociedad civil. Y ello es posible porque no solo ofrecemos artículos de opinión escritos por nosotros, los redactores sino, que según la sociedad civil va conociendo más el Diestro, cada vez están colaborando con sus artículos más gente buena. Personas pertenecientes, como nosotros, a la sociedad civil que han encontrado en este medio la libertad de poder expresar aquello que no pueden manifestar en otros lugares. El Diestro es eso, así de simple, gente trabajadora pertenecientes a distintas profesiones que aportan conocimientos o experiencia. Personas que desean comunicar algo importante para ellos, o que nosotros lo contemos por ellos: y la suma de todos esos algo tiene el objetivo de iluminar pequeñas verdades. Pero cada una de esas pequeñas verdades forman un todo donde brilla una verdad mayor que puede provocar pequeños cambios, porque cada vez que una verdad se difunde, por pequeña que sea, los corruptos se vuelven más débiles.

La partitocracia es un sistema político cuyo motor es la corrupción. Si a la partitocracia le quitan la corrupción el sistema se derrumba y entonces si puede entrar ya en juego una
democracia. Y LA VERDAD es mucho más que la suma de pequeñas verdades al igual que el TODO es más que la suma de las partes. Hoy podemos encontrar una noticia en un periódico y la difundiremos, pero mañana podemos encontrar otro periódico donde diga que esa noticia es falsa. Pues también la difundiremos. Y si como pretendemos buscamos la verdad el hecho de que existan ambas noticias, que se contradicen, nos está dando mucha más información que la existencia de una sola: ambas noticias pueden formar parte de una campaña de desinformación para que nos distraigamos de otra noticia que no quieren que sepamos, puede que quieran esconder la verdad, o no. Pero aunque hubiese sido fruto de la casualidad, este hecho de contrastar ambas noticias no pasa inadvertido y puede provocar un efecto disuasorio en aquellos que están acostumbrados a engañarnos impunemente con sus potentes correas de transmisión: los medios de comunicación.

Puede que esté ocurriendo algo que no quieren que sepamos, y si toda la sociedad civil está ojo avizor y participan en el Diestro u otras plataformas similares con sus opiniones, con su experiencia, con su profesionalidad en el campo que sea: periodismo, construcción, agricultores, ganaderos, médicos, maestros… puede que así podamos cambiar algo. La fuerza de un sistema corrupto está en nuestra ignorancia.

 

Veamos un ejemplo:
Hace poco publicamos una noticia donde se especificaba que el Sr. Urdangarín iba a cobrar tres mil euros mensuales, según sentencia, mientras esperaba en Suiza el dictamen del Tribunal Supremo. Hoy nos topamos con otra noticia que afirma que la primera es falsa. Bien, pues ya tenemos ambas noticias confrontadas ¿Dónde se encuentra la verdad? Nos da igual. El hecho de que ambas noticias se contradigan aporta mucho más información entre líneas que una sola de ellas por separado. Puede que ambas sean falsas, que esa no sea la cantidad, que una sola sea verdad. Puede que el desmentido sea cierto. Pues lo
que la sociedad civil nos preguntamos es ¿a quien beneficia que ambas noticias se contradigan? ¿A quién le ha interesado mentir? Porque de algún lado ha partido la mentira que llegó a un medio de comunicación y de la que nosotros nos hicimos eco, si es que es mentira. Pero ahora, nuestros lectores y nosotros sabemos que alguien nos ha mentido sobre un asunto que crea alarma social. Que hay un intento de desinformación sobre el asunto de la sentencia del caso Urdangarín. Ahí está la verdad.