A lo largo de mi vida me he cruzado muchas veces con personas de raza gitana. Cuando era niño fui asaltado varias veces por grupos de 10 o 12 miembros, estando la mayoría de las veces yo solo, para quitarme las pocas pesetas que llevara entonces en el bolsillo. Después, cada vez que he tenido que ir a un hospital, me he cruzado con los cientos que van a visitar a cualquiera de sus familiares enfermos. Cuando te los cruzas en cualquier sitio, hospitales u organismos públicos, te das cuenta que hay unas normas para todo el mundo y otras para ellos. Las de ellos son las que a ellos les de normalmente la gana porque ningún responsable se atreve a reprenderles para evitar problemas.

Acabo de leer que en el Hospital Clínico de Valladolid un valiente vigilante de seguridad pretendía que los gitanos cumplieran las mismas normas que tenemos que cumplir el resto de los mortales. ¿Resultado? Pelea, altercados, tres agentes heridos de la Policía Municipal, cinco de la Policía Nacional y ocho miembros de una misma familia gitana detenidos.

No dudo que entre los gitanos haya muchas excepciones en cuanto al comportamiento y educación, pero yo para mi desgracia no he tenido la suerte de encontrarme nunca con ellos. No dudo, tampoco, que las circunstancias de su vida puedan ser normalmente duras. Pero ni es culpa de los demás y habría que analizar con detenimiento si no es solo por su propia culpa. El caso es que leyendo la noticia que motiva este artículo, la del altercado en el hospital, he de decir que a mi no me sorprende nada. Solo me sorprende algo, la actitud profesional del vigilante de seguridad que pretendía que ellos cumplieran las mismas normas que todo el mundo.

Son muchas las veces que nos tenemos que callar por la calle ante actitudes incívicas de muchas personas para evitar problemas, con otros y con nosotros mismos. Pero en el caso de esta gente las consecuencias son muchas veces estas, que creen que ellos pueden hacer lo que les de la gana por el hecho de conseguir siempre lo que quieren amedrentando a la gente. No es cuestión de racismo, es cuestión de educación y saber comportarse. Todos hemos tenido que ir a visitar a un familiar enfermo a un hospital y hemos cumplido las normas a rajatabla. Ya es hora de que esas normas sean cumplidas por todos.