Hoy voy a hablar sobre un tema complicado, que sé que levantará ampollas entre muchos lectores del Blog, pero bueno, no me resisto. Es mi opinión y voy a darla sin pelos en la lengua.
Quiero hablar de los desahucios, de los problemas que están viviendo muchas personas hoy día consecuencia de la crisis económica y como, una vez más, los partidos políticos hacen de la demagogia su bandera y se dedican a defender algo que saben no se va a poder llevar a cabo, engañando otra vez a la gente, haciéndoles tener esperanza en algo que no va a poder ser.
En este País durante muchos años se firmaron muchas hipotecas. Todo el mundo compraba. Es verdad que los bancos “regalaban” el dinero, ibas a pedir una hipoteca para un piso y te daban dinero para pagar el piso, para amueblarlo, para un viajecito al Caribe, para el coche y hasta para alguna operación de estética, que de todo se ha hecho… Pero bueno, a lo que voy ¿a estas personas les obligaban a comprar? ¿a estas personas les ponían una pistola para que pidieran esos créditos?
Ya lo advirtió Albert Noguera en su blog, allá por 2006, con la historia de “Pepito Relámpago” y su “Siempre puedo refinanciar”(recomiendo su lectura encarecidamente). Algunos ya en aquella época, e incluso antes, nos dimos cuenta, echamos cuentas y por eso estamos de alquiler, porque no podríamos refinanciar.
Y de aquellos barros… vienen estos desahucios. ¿Y quién es el responsable? Entiendo que el primer (y casi único) responsable es el comprador, por pagar en muchos casos una barbaridad por ladrillos y por pedir más de lo que necesitaba. El banco se limitó a hacer su negocio, prestar dinero. El promotor-constructor-inmobiliaria, pues más de lo mismo, si lo tenían todo vendido antes de empezar la obra, pues a subir los precios, ¡que siempre habrá algún Pepito que pague!
¿Y ahora qué hacemos? Lógicamente hay que ayudar a estas familias desahuciadas, pero con límites. Habrá que estudiar cada caso, cada situación. No veo lógico que se ayude a una familia que ha despilfarrado el dinero, que ha ingresado en negro, que se ha pegado la vida padre de la misma forma que ayudar a la familia que, consecuencia de la crisis, llevando una vida normal y ordenada se ve en esta situación.
La solución no la tengo. Posiblemente a las entidades financieras se les deba exigir una responsabilidad social, moral, para “ayudar” a estas familias, pero con matices. Y los políticos que tomen nota, que ellos también son responsables de esta situación, por haber permitido esta locura del ladrillo. Y los ciudadanos normales que tomemos nota, que despertemos, que sepamos que hay que cambiar muchas cosas y que tenemos las armas para hacerlo, en las próximas elecciones, por ejemplo.
 
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