Parece que la decisión de la CUP de no apoyar a Artur Mas va a ser la puntilla definitiva para este vendedor de sección de oportunidades. Parece que ya pocas cábalas le quedan por hacer a un tipo que se las ha cargado todas, el Rey Midas todo lo que tocaba lo convertía en oro, Mas todo lo que toca se lo carga. El futuro político de Arturo es bastante negro, pero el futuro judicial no parece mucho más apropiado para él si al final pierde, además, la protección que le da el ser Presidente de la Generalidad.
Ahora parece que se avecinan nuevas elecciones en Cataluña y empiezan a surgir los rumores. El primer rumor es la, casi segura, desaparición política de Mas. El segundo rumor es la clara opción a que Ada Colau pueda ser Presidenta de la Generalidad, alucinante, ¿no?
La verdad es que de un tiempo, desde hace mucho, a esta parte la profesión de político tiene un perfil claro, cuanto más tonto más lejos puedes llegar; cuanto menos experiencia tengas en la vida más altas cotas políticas puedes alcanzar. Este podría ser el caso de Ada Colau que, excepto traicionar sus propias palabras, poco más ha hecho a lo largo de su carrera política o profesional. Y digo traicionar sus propias palabras porque fue ella misma la que dijo, mientras estaba al frente de la Plataforma Anti-Desahucios, que no era su intención aspirar a ningún cargo político. Coño, menos mal, porque si llega a aspirara a alguno.
Ahora parece ser que tras unos meses de alcaldesa de Barcelona el cargo se le queda pequeño y ya pretende aspirar a presidente de la Generalidad, además con claras opciones de serlo. Esto es, Cataluña pasaría de Guatemala a Guatepeor, todo esto tras haber pasado por los Montillas, Mas, Pujoles, Maragalles y compañía. Eso sería terrible, ni el más solvente país del mundo es capaz de aguantar a una fauna así.
Iba a haber empezado el texto diciendo pobre Cataluña y pobres catalanes, pero no, eso es demagógico y falso, de pobres nada. A Cataluña le está pasando como al resto de España y sus flamantes decisiones “democráticas” de los últimos años, la gente vota lo que quiere. En toda España votamos a un Zapatero como presidente y en Cataluña a un Mas, por ejemplo. Pues de pobres nada, tenemos lo que nos merecemos, ahora a asumir nuestras responsabilidades “democráticas” y nuestras decisiones absurdas.